LUNA LLENA

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La luna llena, aquel momento del mes que siempre esperaba con ansias. Verla en su totalidad, redonda como una bludger o una snitch dorada, brillante e hipnotizante como sus ojos, esos de los que me enamoré desde el primer momento que los vi: los cálidos y dulces ojos de Remus. 

Remus, mi primer y último amor, y por él es que le tengo fobia a la luna llena.

Aún recuerdo el día donde todo cambió, y la última pieza del rompecabezas hizo "click". Ahora, sabía porqué algunas mañanas él no estaba en su cama, durmiendo, mientras la luz que apenas entraba por la ventana hacía resaltar sus hermosas y misteriosas cicatrices. 

Aún recuerdo, el terror en sus ojos, el temblor en sus manos y las lágrimas amenazantes con salir. Me sentí tan mal en aquel momento, el no saber qué había pasado para que él esté así, vulnerable y débil frente a nosotros, frente a mi. Las palabras que decía eran apenas coherentes,  y cuando fui a abrazarlo,  a demostrar mi apoyo y cariño hacia él, el me abrazó a mi, como si fuera la última vez, como si me estuviera perdiendo, diciendo adiós.

Allí empecé a sentir miedo, ¿Por qué estaba actuando así? ¿Qué era tan grave?

Pasaron unos minutos cuando logró tranquilizarse y hablar, y cuando lo hizo, fui yo quien se quedó sin habla. Esa noche, fue nuestra primer noche durmiendo juntos, Remus todavía estaba nervioso, asustado por lo que pensaríamos nosotros sobre él y su mayor inseguridad: el lobo. 

Aún recuerdo, que al día siguiente hablé con James y Peter, proponiéndoles empezar nuestro proceso como animagos y así ayudar a Rem en cada luna llena, para que no se sienta solo, y que sepa que siempre vamos a acompañarlo, y aceptarlo tal como es. 

Fue difícil, tomó mucho tiempo y paciencia, pero el día llegó, y los tres fuimos capaces de tomar nuestras formas animagas: James, tenía la figura de un gran ciervo, con su predominante cornamenta que lo hacía ver intimidante, fuerte. Peter, de lo contrario, adoptó la forma de una pequeña y escurridiza rata gris, cuya cola se asemejaba a un gusano. Por último, yo era un canino, un enorme perro, de pelaje largo y negro como la noche. 

A partir de esto, comenzamos a ser más unidos de lo que siempre fuimos, e inventamos apodos para cada uno; yo era canuto, al igual que mi nuevo perro interior, James, cornamenta, Peter, colagusano, y Remus, lunático.

Las primeras lunas llenas fueron difíciles, dolorosas, y en realidad nunca dejaron de serlo. 

Cada luna llena era diferente, algunas noches parecían no tener la intención de terminar, mientras que otras, y las más escasas, terminaban en un parpadeo. 

Mirando a las estrellas, aún recuerdo la noche donde confesé mi amor hacia él, bajo la mirada del cielo nocturno.

Aún recuerdo, el miedo que estaba sintiendo, podría ser nuestro fin, podría acabar nuestra amistad, podría arruinarlo todo, sin embargo, ahí estuve, frente a él, al amor de mi vida, con mis manos sobre las suyas, las emociones a flor de piel y una batalla dentro de mí, cuando dije el primer "te amo"

Aún recuerdo nuestra primer pelea, primera vez conociendo mas allá de la tela, y soñando con los ojos abiertos sobre una vida juntos...; las reacciones de Peter y James al enterarse, y el abrazo que nos dieron, mientras Rem y yo nos mirábamos con alivio.

Una lágrima resbala de mis ojos, aquella que intenté reprimir.

Recordar todos los momentos que logré vivir al lado de Remus, el chico que amaré hasta el final, y recordar lo felices que éramos los cuatro unidos, antes de que todo pasara... Antes de la muerte de James, Lily, y la traición de Peter. 

Y mientras mis ojos se inundan en tristeza, recuerdo el rostro de Remus al enterarse, mi desesperación por hacerle saber que no fui yo, jamás haría tal cosa. El miedo, enojo, la tristeza y confusión en sus ojos, mientras aquella sensación en mi corazón al saber que sería la última vez que lo vería, crecía y me atormentaba.

Levanto mi cabeza, y desde mi celda , observo aquella predominante bola blanca en el cielo, en su totalidad, redonda como una bludger o una snitch dorada, brillante e hipnotizante como sus ojos; y me pregunto: ¿Cómo está? ¿estará solo? ¿estará siguiendo nuestros sueños? ¿pensará en mi?... 

Y mientras pesados e incontrolables sollozos salen de mis labios, y mis lágrimas caen sin control alguno, cierro los ojos, recordando nuestro primer beso, y susurrando un último "Te amo".




"LUNA LLENA": α Wσʅϝʂƚαɾ ʂƚσɾყ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora