-¡Sasha! ¡Sasha! -gritó su madre. Sasha se detuvo un momento y la volteó a ver y se dio cuenta que la mujer se encontraba molesta. Sasha se había hecho en los pantalones, otra vez. Su madre, sin una pizca de paciencia, la jaló del brazo y la llevó al baño. Tom de repente también se había hecho en los pantalones, y la señora gritó maldiciones. Les pasaba desde los 4 años, y no habían podido hacer que aprendieran a controlar sus esfínteres. Ya teniendo ahora 10 años de edad, no era algo
de lo que sus padres se quisieran acostumbrar.
El tío Jon estaba presente y miró a Tom. El chico se quedó quieto como estatua, apenas sintiendo la humedad entre sus piernas y el olor a orina no logró entrar en sus fosas nasales ya que el ver al tío Jon le atemorizaba, y eso nadie lo veía.
-Tranquila Cristie, son niños.
Dijo el tío Jon. Cristie le soltó una mala palabra. -Quieres que te ayude? -caminó hacia el baño, donde la mamá le ponía ropa limpia a Sasha, quien reaccionaba con dificultad.
-Tienen 10 años -dijo con molestia -. Solo pon esta ropa en la sala de lavandería, por favor -dijo tratando de ya no molestarse con su hija de 10 años.
-¿Quieres que me encargue de Tom? Puedo cambiarlo.
El cuerpo de Tom tembló como edificio en un temblor y sintió que sus piernas no reaccionaban. Para variar no había nadie más en casa, todos se habían ido de compras para hacer la cena después.
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Destruir al Monstruo
Short StoryLos Wellington van a la casa de verano de la familia. Sasha y Tom se rehúsan a ir si va el tío Jon. Sus padres los obligan a subir a la camioneta, y, ya en la casa de verano, el tío Jon los recibe con normalidad. Sasha y Tom se ponen de acuerdo para...