2. El tío Jon.

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-¡Sasha! ¡Sasha! -gritó su madre. Sasha se detuvo un momento y la volteó a ver y se dio cuenta que la mujer se encontraba molesta. Sasha se había hecho en los pantalones, otra vez. Su madre, sin una pizca de paciencia, la jaló del brazo y la llevó al baño. Tom de repente también se había hecho en los pantalones, y la señora gritó maldiciones. Les pasaba desde los 4 años, y no habían podido hacer que aprendieran a controlar sus esfínteres. Ya teniendo ahora 10 años de edad, no era algo
de lo que sus padres se quisieran acostumbrar.
El tío Jon estaba presente y miró a Tom. El chico se quedó quieto como estatua, apenas sintiendo la humedad entre sus piernas y el olor a orina no logró entrar en sus fosas nasales ya que el ver al tío Jon le atemorizaba, y eso nadie lo veía.
-Tranquila Cristie, son niños.
Dijo el tío Jon. Cristie le soltó una mala palabra. -Quieres que te ayude? -caminó hacia el baño, donde la mamá le ponía  ropa limpia a Sasha, quien reaccionaba con dificultad.
-Tienen 10 años -dijo con molestia -. Solo pon esta ropa en la sala de lavandería, por favor -dijo tratando de ya no molestarse con su hija de 10 años.
-¿Quieres que me encargue de Tom? Puedo cambiarlo.
El cuerpo de Tom tembló como edificio en un temblor y sintió que sus piernas no reaccionaban. Para variar no había nadie más en casa, todos se habían ido de compras para hacer la cena después.

Destruir al Monstruo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora