El llamado del heroe

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Encontrándome en la cima del edificio mas grande de los pecados, la soledad me acompañaba mientras con Guinevere yo platicaba. Desde la gran altura de donde me encontraba la ciudad no parecía ser una madriguera de policías corruptos o de asesinos despiadados.

Gusion: ¿Es un lugar bonito no lo crees?, lastima que este repleto de malas personas... -dije mientras me sentaba en una de las orillas de aquel edificio- No había venido aquí en años, después de la revolución de saqueadores todo esto quedo en ruinas; me sorprende que hayan podido reconstruir la ciudad... o lo que queda de ella...

Me quedé en la azotea del edificio durante un largo tiempo, contándole a Guinevere anécdotas e historias que viví en algunos rincones de la tierra del amanecer. Después de un par de horas el cielo comenzó a tornarse anaranjado; el atardecer estaba a punto de suceder. La puesta de sol en esta ciudad no era tan majestuosa como la de Las Tierras Fluviales de Cadia, pues la mayoría del tiempo la ciudad de Los Pecados estaba totalmente nublada.

Las horas pasaron y las escasas luces de la ciudad iluminaron junto con las estrellas. Pronto la visita de Guinevere terminaría dejándome nuevamente en un estado de melancolía; sus visitas me quitaban la amarga sensación de la soledad y aunque ella no estuviera presente conmigo siempre me sentía acompañado.

Baje del edificio después de que Guinevere dejara de visionarme, para después caminar hacia la antigua guarida del ladrón. Sin embargo, después de transcurrir algunas calles, me percate de lo que parecía ser un delincuente acosando a alguien, decidí acercarme para ver lo que sucedía e intentar evitar que algo malo pasara.

?: Si quieres salir de esta con vida será mejor que me dejes en paz -amenazaba la chica mientras le apuntaba con un francotirador-

Malhechor: Ten cuidado con eso cariño, no querrás quedarte sin el otro ojo también -dijo mientras se acercaba lentamente hacia ella-

La tensión inundo el ambiente, la chica parecía estar segura de querer disparar, pero no lograba hacerlo; ¿porque se lo pensara tanto?

?: No te muev...-la chica perdió la posesión de su arma; ahora el delincuente la tenia justo donde la quería-

Malhechor: Oww que pena... ¿Creíste que podrías librarte de mí con esto? Ahora si quieres salir con vida... tendrás que complacerme primero -dijo mientras comenzaba a apuntarle-

Una de mis dagas atravesó el pecho del sujeto, su expresión facial cambio completamente a una de agonía, su sangre recorría el filo de mi espada para caer como una cascada al final de esta. El delincuente sin saber que hacer inmediatamente soltó el arma, dirigiendo sus manos lentamente hacia su pecho para así tocar con la yema de sus dedos, el objeto que causaría su muerte. Volteo a verme lentamente mientras caía de rodillas al suelo y comenzaba a recostarse en él piso, su muerte fue tan dolorosa que su expresión no cambio después de que el diera su último aliento.

La chica simplemente cayó al suelo atónita al ver lo que había pasado, mientras yo me acercaba lentamente para recoger mi daga y agarrar con la otra mano aquel rifle de francotirador.

?: ¡P-por favor... no me lastimes! -exclamo aterrorizada-

Me acerque lentamente para arrodillarme frente a ella, sus ojos reflejaban terror y sus manos temblaban con temor. Lentamente coloque el rifle en las manos de la chica haciendo que inmediatamente me mirara con confusión; pude notar que tenía el ojo brilloso debido a que en el contenía una lagrima. Sin dejarla reaccionar coloque mi mano en su mentón e hice que levantara la mirada para que pueda ver su rostro y revisar si había sufrido algún daño. Ella tenia un parche en el ojo izquierdo que me llamo bastante la atención; ¿Por qué lo llevara puesto?

Entre los pétalos y las espadas (Gusion x Guinevere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora