21

52 5 0
                                    

—Se nos hace tarde, tenemos que irnos.-Dije, con el pesar que no pude ocultar.

—Cierto, el tiempo se pasa rápido, ¿no?.-Me ayudo a levantarme de la banca y arrastre los pies a su lado, para encaminarnos a su Hybrid y volver a la realidad.

—Tan rápido que no te das cuenta suceden las cosas.-Musite, viéndome los pies al caminar; dándole el doble sentido a mi frase.

—Eso es cierto.-Concordó.

Subimos de nuevo a su vehículo negro que ya empezaba a hablarle de recuerdos, como si al sentarme en el asiento grisáceo, la suavidad de este, me contara sobre las veces que yo he estado allí, con él. Le regale una sonrisa secreta a todos los recuerdos pero Jungkook alcanzo a percibir mi mueca de labios.

—¿Por que sonríes?.-Me pregunto, encendiendo el motor del vehículo. El suave ronroneo me hizo salir de mi ensoñación.

—Porque...recordé.-Me obligue a rebuscar palabras en mi mente.—Que hace mucho tiempo que no me divertía tanto.-Dije, al fin.

Las comisuras de sus labios hermosos se elevaron gasta formar una bonita sonrisa complacida.
Me alegra que te haya divertido.-Dijo. Volví a sonreír, como diciéndole "gracias"; luego me gire a mirar por la ventanilla polarizada, escuchando los latidos de mi corazón al pensar que estaba cerca de él.

La piel se me erizo un poco, no se si por culpan o de preocupación; quizá de ambos.

¿Pero que estaba haciendo yo de malo? Mi único delito era haberme enamorado de Jungkook, porque era la persona menos indicada para aprisionar mi corazón. Su nombre debería de estar en algún manual de lo prohibido, en la primera página, con un aviso "Peligro". Volví a mi pregunta, malo seria querer quedarme con él. Aunque la verdad es que si lo deseaba, pero aunque no tuviera intensiones de hacerlo, desearlo como yo lo hacia, esta suficientemente malo. Bastante.

—¿Te molesta si hago una ultima parada?.-Me dijo, y su voz llego hasta mi corazón en aquel silencio que inconscientemente se había producido. Le mire.

—No, por supuesto que no.-Musite. A fin de cuentas, si se me permitía estar mas tiempo con él, no iba a rehusarme a tal regalo.

—Genial. Quiero saludar a un viejo amigo. Hoy es su cumpleaños. Prometo que no tardare.-Estaciono la camioneta en una calle medio vacía y en un instante, él ya se encontraba fuera dela auto, abriéndome la puerta para que bajara.—Acompáñame.-Me sonrió y me ayudo a bajar. Luego de cerrar la puerta, como hipnotizado le seguí, acatando su orden con el mayor placer.
Caminamos solo unos poco metros; ya que, a la mitad de la calle, se situaba un bar-café, a lo que pude entender por los dibujos con luz neón que sobresalían de la pared, a lado de la entrada de madera recién barnizada. Me detuve confundido, cuando Jungkook pero también su andar.

—Oh, tranquilo. Aquí son muy amables.-Musito, como si adivinara mis pensamientos.

—¿Tu...alguna vez has...?

—¡Oh no!.-Se rio, como si hubiera sido una buena broma.—Si te refieres a que si he tomado, jamás.-Aclaró. El alivio corrió por mis venas. Yo odiaba todo tipo de alcohol que dañaba los sentidos de las personas, aquello le había quitado la vida a mis padres, indirectamente.

—Ven.-Me tomo de la mano y no dude en seguirlo.

El montón se lucecitas de colores me encandilo los ojos y el sonido de la música electrónica en mis oídos. Gente bailando de aquí para allá, con movimientos bruscos de brazos y piernas. Jungkook no me soltó la mano, hasta que me llevo hacia el otro extremo y se recargo en la barra con una elegancia extraordinaria.

MANUAL DE LO PROHIBIDO(KooV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora