Serendipia.

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Esta historia es un One-Shot, o escena única, escrita entre @OraculoDeHera y @Macgirl5, y publicada para conmemorar los 22 años de la primera emisión de esta maravillosa novela de Fernando Gaitán: Yo Soy Betty, La Fea. 

Desde aquí hasta el cielo, ¡Gracias maestro!

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“Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta.”

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No era tan temprano en la mañana. Armando había despertado tarde en su apartamento, poco acostumbrado aún al lugar. Pero el ambiente era lo de menos. A pesar del alivio que había embargado de dicha sus días estas últimas semanas debido al giro en su relación con Betty, que por obra del cielo, le había dado la oportunidad de enmendar lo que había sucedido en el pasado, empezando una relación finalmente; también se podía decir que en Ecomoda estaban a reventar de trabajo. Las franquicias habían sido un completo éxito, pero sin Calderón, él había asumido toda la responsabilidad de tratar con una gran cantidad de clientes.

Y no sólo las franquicias le habían quitado sueño en estos días, también se sumaba el trabajo de la Gerencia de Puntos de Venta que hasta hace pocos días estuvo a cargo de Marcela. Armando no sabía si sentirse feliz de no tener que lidiar con el mal humor de Marcela por la relación que había empezado con Beatriz, o abrumado al punto de haber preferido que se quedará a continuar con su trabajo.

Sin embargo, no todo era malo. El poder ir dejando atrás todo los malos momentos y vivir nuevos días al lado de Beatriz, era su mayor incentivo para llegar a Ecomoda cada día.

Ese día apenas si pudo levantarse, ya iba tarde a Ecomoda, apenas si comió algo de cereal en su casa y salió de inmediato del apartamento, se subió al auto y colocó música fuerte para terminar de espabilarse.

Le hacía falta un café para iniciar el día, pero la promesa de ver a Beatriz, como cada mañana, ya le auguraba un día de energía. Sólo los ratos que podía tener a solas en Ecomoda con ella era cuando podía saciarse de sus labios, tocarla y abrazarla... Mientras Don Hermes no fuera a la oficina a sus trabajos rutinarios.

El tráfico no ayudó a esas horas, pero al fin pudo llegar y con premura se estacionó frente a la puerta del edificio, bajándose rápidamente y le lanzándole al aire las llaves a Wilson para que estacionara mejor su carro.

-¡Y con cuidado, por favor, Wilson! - Le advirtió malhumorado.

Encontrándose con las puertas del ascensor abiertas en planta baja, entro rápidamente mientras saludaba al paso a Mariana en recepción, preguntándole si ya el motivo por el cual sonreír ese día, había llegado. ¿Y cómo no? El estaba llegando casi media hora tarde a Ecomoda! Mariana le confirmó que Betty ya había llegado justo antes de cerrarse las puertas del ascenso con él dentro y sólo la confirmación de Mariana fue una mezcla de alivio y emoción en su pecho, solamente faltaban unos pocos metros desde el ascensor para volver a recargarse de esos labios que lo traían loco.

Apenas abrieran las puertas, su necesidad lo guiaría directo a Presidencia. Pero al abrirse las mismas, varias trabajadoras de otra área que no reconoció al momento, se encontraban aglomeradas frente al ascensor para subirse al mismo, casi choca con ellas y tuvo que esquivarlos para poder continuar a su destino "¡Que Cruz! ¡Como si fuese a propósito que todo me retrasara el día de hoy!" pensó con fastidio.

Justo en ese momento logró escuchar a Aura María que se encontraba frente al computador, de espaldas a la entrada, atendiendo una llamada mientras él se acercaba a ese escritorio.

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