"Lo sé," dice Harry, e inmediatamente desea poder devolver esas palabras a su boca, porque los ojos moca de Louis se oscurecen.
"¿Qué," dice Louis suavemente, aquellos labios en Do Mayor se van hacia atrás, mostrando sus dientes de rugido de león, "acabas de decir?"
"Lo siento, Louis," dice Harry inmediatamente.
Louis exhala de una forma que Harry sólo puede describir como roja-verde-naranja, como una corriente sobre una cama de cristales rotos. Perfectamente peligroso.
"Lo siente," repite Harry.
"Tú no-" Louis toma un gran respiro, "Tú no puedes entender, ¿está bien?"
"Yo-"
"No tienes ni idea de lo que es esto," ruge Louis, "el estar aterrado de volver a casa. Ni idea de lo que es tener miedo de tus propios padres." Se pone de pie, dando tantas vueltas como le es posible en el pequeño espacio de la casa del árbol. "No tienes idea de lo que es tener que esconderte cuando tu papá se emborracha demasiado y destruye lo que se le plante frente a él, y tu madre está demasiado drogada como para preocuparse. No tienes idea de lo que es tener que usar tu propio cuerpo para proteger a tus hermanas, a tu hermano pequeño. No conoces el miedo que corre por tus venas cuando tu padre se saca el cinturón porque está enojado y necesita desahogarse con algo. No tienes idea de lo que de lo que es ser golpeado tan fuerte como le es posible a un viejo borracho con licor barato y furia. Y déjame decirte algo, Harry." Deja de caminar para mirar a Harry a los ojos. "Duele."
Harry traga dificultosamente. "Lo- Lo siento-"
"Lo siento, lo siento," se burla Louis. "Todos lo sienten."
Vuelve a caminar. "Todo es negro-azul," repite. Hace una pausa, frunciendo el ceño. "Para mí," añade.