"¿Qué ocurre, Harry?" pregunta su madre.
"¿Huh?" dice Harry, mirando hacia arriba.
"Has estado aquí sentado todo el día," dice ella, sentándose a su lado en el sofá. "¿Hay algo mal?"
"Bueno," dice Harry. Intenta detenerse, pero las palabras se le escapan. "Louis y yo tuvimos sexo, ¿está bien? Y desde ese día, ha estado extremadamente sensible y no sé qué hacer. Ayer tuvimos una pelea porque dije que entendía el que todo fuese azul-negro y él se enojó porque en realidad no lo entiendo. Y él tiene la razón, yo no lo entiendo. Pero siguió gritándome y gritándome. Mamá, lo dañan tanto en su casa y yo quiero ayudarlo pero no puedo y eso duele."
"¿Tú- tú tuviste sexo con Louis?"
Harry mira hacia arriba, encontrándose con el rostro de su madre completamente pálido.
"Sí," dice lentamente. "Eso fue lo que dije, ¿no?"
"Harry," dice su madre, apretando su mano hasta el punto en el que es doloroso, "¿dolió?"
Harry siente que su rostro se transforma en una expresión vaga de shock y asco. "¿Qué?"
"Cuando tuviste sexo con Louis, ¿te dolió?" dice su madre. "¿Te hizo algo?"
Harry frunce el ceño. "Bueno, un poco. Pero no lo noté en el momento." Dice él, pensativo. "Me dolía sentarme al día siguiente," dijo sincero.
Su madre estaba horrorizada. "Oh, Harry," susurra ella, envolviéndolo en un abrazo. "Lo siento mucho."
"¿Qué?" dice Harry. ¿Por qué lo siente? ¿No se suponía que el sexo era algo bueno? Se sintió bien.
"Está bien," dice la madre de Harry, meciéndolo cuidadosamente. "Está bien. Estás a salvo aquí."
Harry se queda sentado allí, desconcertado. ¿Acaso no tenía que disfrutarlo?
Su madre pasa su mano por el cabello de él. "Estás bien. Nadie te hará más daño, ya no más."