Obsesión || Jack Conway y tu [TERMINADA]

4. ¿Quieres jugar?

Narra Tanya

Me encontraba en un bar muy elegante jugando billar con Greco, Viktor, Alex y Kylie. Necesitaba un puto descanso ya que llevaba casi cinco días de papel de bailarina exótica en ese lugar y hasta ahora no había tenido problemas aparte de los simios que querian tocarme sin permiso u algunos que intentaban drogarme para hacerme cosas que no quiero nombrar, sin nombras a las bailarinas que se creían ser la dueña del lugar.

Lo unico que quería era matarlos pero no podia salirme del papel si queria llegar al cuarto piso como mis colegas que ya habian conseguido la entrada haciendo no se que cosa.

Hoy es sábado, y hasta el lunes no me tengo que presentar en esa pocilga llena de... Drogadictos.

—¿Entonces qué dices? ¿Debo invitarla a salir? —Pregunta Alex y con el taco Kylie golpea la bola blanca, maldice cuando esta choca contra la que tiene el número ocho que cae en el agujero.

—Alex ya te dije, debes arriesgarte, el que no arriesga no gana. —Le dice Kylie dejando el taco a un lado—. Además tal vez le gustas. —Agarro yo el mio y sonrio cuando emboco dos de un tiro.

—¿Entonces me dices que vaya y le diga lo que siento? —Asiento. El suspira y se bofetea a si mismo—. Enseguida vuelvo...

—¡Nadie sale de esta habitación hasta que el juego se termine! —Greco se pone sobre la mesa, sacandome el turno y en el primer tiro emboca la blanca—. ¡Joder! —Saca dinero y lo tira en la mesa.

Yo solo rio mientras que él, Viktor (borracho) y Alex maldicen.

—Puta tramposa... —Dice algo bajo el barbas pero aún asi lo escucho.

—Es que no es justo, Tanya siempre gana. —Reclama Alex mientras me da la misma cantidad de dinero.

—Es que siempre hace lo mismo, te juro que no vendre más aquí y menos con ella. —Viktor igual y le sonrio de forma burlona.

—Ya vuelvo. —Dice Kyle, saliendo de la sala.

—Ire a follar. —Greco también sale, con una botella de whisky en la mano.

—Crei ver a Horacio en la sala de alado. Ire a saludarlo. —Se marcha también.

Miro a mi unico amigo en busca de otra partida, pero rápidamente dice:

—Voy a ir con mi amor.

—¿Estas conciente de que si te le apareces a esta hora no te abrirá la puerta?

—Esta aqui afuera. —Mi desconcierto aumenta—. ¿Por qué crees qué insistí tanto en venir aquí?

Sale de la habitación y me deja sola.
Camino hacia el espejo que hay de pared a pared y me miro de arriba a abajo. Este vestido negro me quedaba muy bien, es al cuerpo y resaltaba muy bien mis atributos.
Antes de entrar a esta habitación, no dejaban de llegarme tragos de capullos, ya veo porque. Hasta yo misma me comería.