Hay cosas que no tienen ganas de tener nombre, simplemente porque implica hacerse cargo.
Mira que si decís "tengo hambre" , vas a tener que comer algo porque el estomago te amonestara hasta que lo hagas. Así, con todo...
Pensamos que si no lo decimos no pasó , no me dolió. Ahí esta la bendita negación silenciando la realidad.
Un día viene y te dice: Hola, déjame salir. Y ahí vas, quizás lo decís a la primera persona que se te cruzó y vas en caída libre. Tenes que hacerte cargo.
¿Cómo te haces cargo de algo que sentís que pesa mas que tu propia alma?
tal vez se trate de decirlo despacito, llorarlo de a gotas, en ríos o en mares. Recibir un cálido abrazo y estar en silencio... tal vez eso. Quizás hacerse cargo requiera pedir la compañía necesaria hasta que haya pasado.