Bakugou había levantando la mirada y la observaba como si fuera la comida que hace unos segundos engullia, con interés. Y con tal satisfacción de pescarla escudriñando su rostro, que no se molestaba en ocultarla. Al contrario, le dedicaba un gesto de autosuficiencia.
Pese a ser descubierta, Tn no apartó la mirada ni retrocedió ante su sonrisa. Enfrentó sus ojos rojos que brillaban incandescentes como un rubí e inmediatamente sin desearlo ni esperarlo, se perdió entre sus orbes y sus pestañas largas, como lo hacía en los té de cada mañana y en las palabras de su libro de turno de cada noche, que la transportaban a un mundo de belleza literaria y su corazón era atrapado con cada frase y gesto que imaginaba.
Mirar a Bakugou se sentía como darse una larga ducha en un día templado, con el agua a la temperatura perfecta y música de fondo, totalmente despejante y renovador. No estaba segura de cuanto tiempo se había hundido en sus ojos, tal vez unos dos largos e interminables segundos, pero una gran calidez le había recorrido el cuerpo hasta terminar en su pecho y vibrar, trasmitiendo paz y seguridad.
Saber que estaban en la misma mesa que sus amigos y compañeros, le quitó un poco de intimidad al momento y a la atmósfera que se había creado tan solo con un choque de miradas. Tn bajó la mirada a su almuerzo, ensalada de frutas y un sándwich de queso. Pinchó un pedazo de kiwi y se lo llevó a la boca, ignorando que Bakugou aún la observaba, retandola a volver a enfrentarlo. Si como no, su corazón era fuerte, pero no de goma.
No sabía como, pero sus amigos habían engullido la comida tan rápido como si la mesa fuera un campo minado y necesitaran salir en menos de un minuto. Se habían disculpado y marchado a tirar la basura, era tan obvio que daba vergüenza. La dejaron sola, frente a un seductor Bakugou Katsuki que con solo echarle el ojo la desarmaba y convencía a su corazón de alzar la bandera blanca y le nublaba la mente convirtiéndola en solo una adolescente hormonal.
A Bakugou parecía importarle muy poco que todos se fueran, al contrario, parecía extrañamente complacido. Estaba contenta con todo lo que estaba sucediendo con Bakugou, pero en ese momento se sentía tan nerviosa que en cualquier momento la situación se volvería incomoda. — ¿Quieres? — Bakugou la observó curioso, como si no fuese normal que alguien le ofreciera comida. — No. Y de hecho ¿solo vas a comer eso?
Su tono desaprobatorio la hizo sentir un poco más cómoda. — Generalmente como más que esto durante el almuerzo... pero hoy a la mañana termine por comerme un paquete entero de galletas por los nervios.
— ¿Nervios?
Apretó los labios, tenía cero ganas de ponerlo al tanto de todo lo que le provocaba. Durante la mañana había comido y comido al pensar en que lo vería y la incertidumbre de lo que pasaría. Al final todavía había sido muy tranquilo para su alivio. Mientras formulaba una excusa creíble que convenciera al rubio el timbre sonó por toda la cafetería, y las personas que aún estaban ahí comenzaron a marcharse.
Sin intención de responderle se levantó para ir al aula, llevando el sándwich que no había terminado de comer y que se moría de ganas por pegarle un mordisco.
— ¿No me vas a responder? — Bakugou caminaba a su lado, rozando su mano de manera intencional con cada paso. — No tengo nada que decir, Bakugou-kun.
La mano del rubio se movió y capturó la suya, deslizando sus dedos y entrelazando.
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Como declararse a Bakugou sin morir en el intento
FanficBakugou Katsuki tiene una personalidad explosiva y peligrosa. Pero eso no evita que Tn se enamore de él. Por supuesto decirle a la cara que está colada por él es una pésima idea. Quizás la mejor forma de acercarse a él sea -ironicamente- de lejos...