14. Un ritmo, el mismo corazón:

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Memorias:

Hoy era uno de esos días en los que simplemente te regocijas de la compañía del otro, dónde estas con esa persona y se desvanece el tiempo. 

Salimos de la academia juntos, ya que su grupo se había ido temprano, acordamos vernos en la máquina expendedora del primer piso, de paso que compraba algo de agua, ya que él tenía la garganta seca de tanto participar en clase; llegamos a aquella cafetería que algunas semanas atrás nos acogió, pedimos un pie de limón y otro de manzana, conjunto a un chocolate con leche y un juego mixto de frutas, disfrutamos de conversar sobre tema diversos, aunque la mayoría del tiempo él me haya escuchado a mi y mis ocurrencias, cada vez que empezamos a hablar de un tema, nos desviábamos por las ramas de este empezando otro tema nuevo.

Muchas veces encuentras ese lugar o persona que la sientes cálida, como si fuera un día soleado con viento, la tranquilidad te invade y solo deseas pasar más tiempo ahí, eso es lo que sentía ahora, después de acompañarme todas las semanas hasta hoy, ya se había convertido en un hábito, nos relajábamos en la compañía del otro, ahora estábamos caminando luego de salir de aquella cafetería, yo le iba contando mi semana, de como algunas profesoras me sacaban de mis casillas por lo tontas que eran sus críticas a mis trabajos, él intervenía con pequeños argumentos reflexivos sobre que a pesar de ello, soy una gran estudiante, lo he demostrado, recalcando que estaba siempre estaba orgulloso de mí, así que el esfuerzo nunca será en vano, a todo ello, me hizo entrar en razón, pero, aún seguía enojada con las profesoras. 

Bueno, pasando a otro tema, adivinen quién era tan torpe cómo para enviar una búsqueda de Google sobre "Cuantos abrazos se necesitan a diario" a la persona que con pequeñas acciones hacía mí corazón se acelere tanto que podría salirse del pecho, exactamente yo, pero no todo era malo, al parecer ahora tengo que dar ocho abrazos cada día que lo veo, porque sí, la búsqueda de decía: "4 abrazos al día para sobrevivir, 8 abrazos para mantenerse y 12 abrazos para crecer" así que tenía una deuda de abrazos que dar, y ¿porqué no en plena calle? 

De un momento a otro se me vino a la mente, así que interrumpí su hablar sobre que los árboles deben de ser cuidados ya que, los parques son los mas afectados por la principal causa de que son desatendidos, lo cuál le di la razón, pero esta conversación terminaría en segundos por lo que hice que se parara, me miró confundido, me abalancé sobre él y en su oído le dije "Número seis", solo me faltaban dos más, lo que me sorprendió a mí fue que, me agarrara de la cintura, no tan pronunciada que tenía y acariciar mi espalda, vale, no te mentiré, eso me estremeció, mis vellos se pusieron de punta, pero tampoco me arrepiento, la calidez de su pecho es tan acogedora, no puedo evitar sentirme segura entre sus brazos, simplemente la atmósfera era tan apacible, que me podría quedar el resto de mi vida. 

Minutos pasaron, hasta que nuestros brazos flagearon y tuvimos que separarnos, pero no nos quitamos la mirada del otro, por desgracia, interrumpieron el momento.

Músico: ¿Desea que les toque una canción?

 — ¿Ah? Humm ¿Qué dices Joss?

— Me parece bien — sosteniendo su brazo en mi cintura — ¿Cuál?

—  Humm, te parece "The way you look tonight de Frank Sinatra" ¿Si?

— Excelente ¿Cuánto sería, joven?

Músico: Es una pieza de regalo por la buena elección jóvenes enamorados.

— Oh, gracias, pero- 

— Es un placer — le responde al músico, volteó a verme y sonríe — top secret!

Fue así como, en medio de un pequeña plaza, dos seres enamorados, sintiendo el calor de otro, mientras escuchaban la suave melodía que sonada para todos los presentes, dos corazones que parecían coordinar cuando estaban juntos, ambos buscan la mínima excusa para tocarse, se sentían atraídos uno por el otro, pero ninguno se atrevía a decirlo en voz alta o aceptarlo para sí mismos, aún estaba comenzando un trágica historia de amor, aún eran inocentes de que ese momento fue crucial, porque lo que no sabían era que estaba tejiendo una red, dónde uno o los dos caerían, se amarrarían y daría fin; pero no malogremos el momento, que lo están disfrutando, regocijándose de un amor joven como las flores en la mismísima primavera. 

— Joss...

— Dime — voltea a mirarla.

— Es divertido pasar tiempo contigo, por cierto — se detiene en frente de él — aún me faltan dos pero — se abalanza a darle un abrazo — voy llegando a la meta.

— Creo que debería de aumentar la cantidad de abrazos — correspondiendo al brazo le susurra al oído — que suave. 

— No te atrevas, me da vergüenza darte 8, con 12 moriría en el intento. 

— Vale, ya tengo una segunda razón más por la cual aumentarlos. 

—  ¿Y cuál era la primera razón?

— Pues — se acerca a su oído — me gustan tus abrazos — dice mientras se despega de ella — son cálidos. 

Ese momento de silencio, donde ella se queda estática, no sabía como reaccionar, un momento donde se detiene el tiempo, cosa que Joss aprovecha para despeinarla, iniciando un juego de querer despeinarse entre ellos, esto logra que las personas los miren, ese amor jovial que emitían, los hacían creer en el amor de nuevo, era como una señal a todos aquellos que les ha ido mal en ese ámbito, o aquellos que se dieron por vencidos de que en verdad haya uno, como también a los que no lo buscan, y claro, a esas personas que sin pensarlo les tocó vivir lo mismo, pero con su persona ideal, ya que el amor viene de diferentes maneras y personas, nunca es tarde como nunca es temprano, solo llega, muchas veces sin buscarlos o quererlo, ahora ellos te estaba diciendo: "Aún existe, llega a su tiempo y manera, no desesperes".

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