Llegada a un Nuevo Mundo (prólogo)

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"Y ESA ES RAZÓN SUFICIENTE PARA DERROTARTE!"
El grito lleno de pasión y furia desenfrenadas resonó por toda la dimensión de bolsillo cuando el brazo sacrificado, bañado en agua bendita y portando la cruz regalada, se estrelló con una masiva potencia en el estómago del Phoenix, quien no pudo evitar vomitar sangre ante el impacto. Sintiendo el agua bendita debilitar su cuerpo demoníaco lo suficiente para que el golpe destrozase sus órganos internos y sintiendo el poder santo de la cruz impidiéndole regenerar el daño de forma inmediata.

Todos los espectadores se quedaron mudos, mientras el noble demonio de clase alta retrocedía ante el impacto, antes de caer de rodillas, a los pies del reencarnado demonio de clase baja, quien, jadeante, se mantuvo de pie. Su brazo tras el impacto seguía extendido en señal de victoria.

Finalmente, el joven reencarnado de cabello castaño bajó su brazo y miró al demonio frente a él, dando un paso en su dirección, cuando, repentinamente, un destello anaranjado cegó su visión por un instante.

Cuando pudo ver frente a él, una joven que aparentaba ser incluso menor que él, cuyo cabello rubio se encontraba atado en dos coletas, le impedía el paso hacia el demonio de rodillas, impidiéndole terminar el combate. El chico frunció el ceño, y cerró el puño, dispuesto a intimidar a la joven... Sin embargo, no logró hacerlo.

De un momento a otro, un sonoro crack resonó por toda la dimensión de bolsillo donde el joven reencarnado y el noble demonio lucharon. El mismo aire y el cielo se agrietaron mientras que quejidos de confusión se dejaron escapar por todos los espectadores desde el exterior.

"Grayfia-san! Que está ocurriendo?!"
Una voz femenina preguntó desesperada, sin embargo, ninguno de los tres demonios dentro de la dimensión de bolsillo llegaron a escuchar la respuesta.

De un momento al otro, un fuerte destello blanquecino los cegó, junto a otro crack mucho más potente y sonoro, el cuál los aturdió momentáneamente. Y cuando recobraron los sentidos, sintieron que estaban cayendo.

Los tres demonios intentaron extender sus alas, pero, incluso aunque sintieron que podían moverlas y las agitaron con todas sus fuerzas, nada parecía impedir su caída. El joven reencarnado, confundido, dirigió su mirada a los dos demonios de clase alta junto a quienes caía, sólo para confundirse aún más al ver que ellos estaban aún más confundidos que él.

Quiso gritarles, cuando de repente sintió que ya no estaba cayendo.

Desorientado, el joven reencarnado miró a su alrededor, viendo que ya no estaba sumergido en la oscuridad donde antes estaba. En su lugar, una playa a los pies de un cañón lo saludó, junto a un brillante sol que caía sobre él.

El joven no sabía que decir, estando completamente confundido. Ni siquiera reaccionó ante el agua que humedecía sus zapatillas.

"Donde...?"
El joven empezó a preguntar, cuando repentinamente un chillido agudo lo interrumpió, sacándolo momentáneamente de la confusión.

Cuando el joven dio media vuelta, pudo ver que a unos pocos metros de él los dos hermanos Phoenix habían caído de cara en el agua. La menor, quien le impidió terminar el duelo, estaba completamente empapada por el agua salada, misma que la cubría de pies a cabeza. El mayor, por otro lado, tuvo suerte de caer más cerca de la orilla, aunque a diferencia de él, en lugar de hacerlo de pie, cayó de rodillas como estaba antes, por lo que sus piernas estaban mojadas en su totalidad.

"Donde estamos?! Que pasó?!"
La menor de ambos hermanos de cabello rubio gritó las preguntas que el chico estaba a punto de hacer, y éste no pudo evitar dejar escapar un quejido, al ver que ni siquiera aquellos a quienes pensaba preguntar tenían la respuesta.

El Dragón y el Phoenix que Conocieron al VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora