Capítulo 4

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No fueron más de algunos días después de ese encuentro con el hombre que le había condenado a esta vida que la puerta volvió a abrirse. Esta vez, sin embargo, se abrió con suma cautela en lugar de bruscamente como la última vez.

Otra vez, una figura que no supo reconocer se coló con la luz cegadora del exterior. Era un hombre también, eso lo pudo identificar. Dicho hombre entró y lo miró, pero en lugar de un rostro dirigido en su dirección, solo pudo observar una especie de máscara blanca pintada como alguna especie de animal.

El hombre se acercó a su maltrecho cuerpo, que yacía como siempre en el suelo del lugar, y se detuvo cuando estuvo a unos centímetros de él.

¿Quién eres?le preguntó, pero Sasuke no podía hacer más que mirarlo con ojos perdidos a través de mechones oscuros de cabello.

El hombre, al ver que él claramente no estaba en condiciones de responder, apoyó una rodilla en el suelo y lo examinó un segundo en silencio, detallando cada detalle de su estado. Luego, una mano se alzó y le retiró el cabello de la cara.

Sasuke parpadeó lentamente, aún tratando de acostumbrarse a la luz que se colaba en el lugar.

Entonces, la mano se apartó como si le quemara. A pesar de la máscara cubriendo su rostro, Sasuke supo que los ojos del desconocido estaban fijos en los suyos. Observó como la mano del contrario subía hasta su propio rostro, temblorosa, y apartaba la máscara, descubriendo un rostro que se le hizo extrañamente familiar.

Se topó con un par de ojos negros que lo miraban incrédulos, aterrorizados y a la vez esperanzados. Debajo de ellos, unas líneas que nacían de desde debajo de los lacrimales y descendían por su rostro hicieron que terminara de reconocerlo.

Abrió la boca, sus labios temblándole por el esfuerzo, pero el aumento en la cantidad de comida y agua que había recibido estos últimos días le dieron fortaleza para hablar.

N-Nii-san...su voz sonó rasposa, irreconocible luego de años en desuso.H-Has vuelto... de t-tu misión...

Sasuke había estado esperándolo. Su hermano le había prometido ir a entrenar con él luego de que regresara de la misión a la cual se había ido aquella mañana. Itachi nunca lo había defraudado, si le había prometido entrenar luego de una misión, lo cumpliría. Sasuke nunca dudó de él.

Sa-Sasuke.


-.-.-.-


Tarareando una canción por lo bajo, Naruto lavó y secó los platos que utilizaron para comer, y botó los envases descartables en los que venía la comida originalmente.

Se sentía feliz, como no se había sentido en mucho tiempo. Incluso con la pequeña parte de él que estaba inquieta e insegura por el asunto de Fugaku Uchiha, sabiendo de antemano que había mucho más detrás de lo poco que Sasuke le había contado, estaba feliz.

Al menos ahora tenía la tranquilidad de que podría proteger a Sasuke de la amenaza que pudiera representar su padre. Ya se preocuparía por llegar al fondo del asunto luego, ahora su única prioridad era el bienestar y la comodidad de su omega.

A decir verdad, seguía sintiéndose incapaz de creer que Fugaku fuera un hombre de esa calaña. Había sido amigo de su padre, lo conocía de hacía años, y nunca se le pasó por la cabeza que fuera del tipo de persona que llegaría a esos límites hasta con su propia familia. Sí, el hombre solía ser prepotente y orgulloso, pero jamás pensó que estuviera tan podrido por dentro.

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