[ TERMINADA ]
𝙎𝘼𝙏𝙊𝙍𝙄 | Se sentía agradecido con su compañía, ¡y es que le debía el mundo!
Al fin podía decir: "Me siento completo", y es que no mentía, así era como se sentía realmente cuando estaba con ella.
El Guess Monster al fin había en...
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El pelirrojo se encontraba tumbado en el sofá de la casa de la chica, con su cabeza apoyada en el regazo de esta y con el cuerpo totalmente relajado. Mantenía los ojos cerrados, descansando, y preparándose mentalmente para el partido que le tocaría jugar esa tarde.
Abre los párpados, viendo como su novia miraba atentamente las hojas con los resúmenes de los temas de historia y los estudiaba. Le gustaba ver esa escena ¡de verdad que sí! Le divertía ese gesto que hacía al entrecerrar los ojos de forma inconsciente ante algo que no entendía, ya fuera por el significado de la palabra o por la mala letra que le había salido al escribir de forma rápida y que no lograba identificar.
Era algo que le hacía sonreír.
Curiosamente él era alguien que encontraba los libros más cómodos para esa tarea en cuestión, estudiar; y cuando le preguntaban sobre ello, no le resultaba algo fácil explicar porque, esa incomodidad no tenía explicación. Le resultaba incómodo leer de algo que fuese escrito por un humano y no por una imprenta u ordenador. No por nada, pero era algo... Inexplicable.
Sumire despegó sus ojos de los resúmenes haciendo que descendieran hasta ese par de rubíes que la observaban con diversión, curvándose ligeramente sus labios para darle una leve sonrisa al chico. Se estiró hacia delante, agarrando su carpeta de anillas y un bolígrafo. La apoyó en el apoyabrazos de su derecha y, rasgando una de las esquinas de las hojas que tenía dentro, se puso a escribir bajo la atenta y curiosa mirada rubí:
❛ Iré a animarte con todas mis fuerzas en el partido de esta tarde. ¡Mucha suerte, Satori! ❜
La dobló y se la dio al chico, que no entendía la acción de la fémina y por eso la veía con gesto torcido. Tendō la leyó y pensaba decir algo al respecto, pero las palabras no le salían, haciendo que abriese la boca y la cerrara un par de veces sin decir nada.
Por una vez en toda su vida alguien lo había dejado sin palabras.
──¿Te ha comido la lengua el gato? ──pregunta burlona la joven de cabello color violáceo, recibiendo una mirada asesina.
El pelirrojo mantuvo su silencio, lanzándose a los costados de la chica y haciéndole cosquillas, provocando unas fuertes carcajadas de parte de ella── ¡Esto no va a quedar así!
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