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En su trabajo siempre existía esa ligera rutina, entre atender a los clientes, soportar la fuerte música, y a veces hacer conversación, no tenía mucho de qué quejarse, ya que para su suerte nunca tuvo problemas al trabajar en un Bar, el hombre de cabellos blancos era agradable ante la compañía de la gente, haciéndole un poco más fácil su trabajo al saber socializar con sus clientes.
Por lo general estada lleno de gente, por eso había 3 puestos para servir tanto comida como Alcohol. Hasgard estada en uno, sus amigos Aioria y Linux en los otros 2.
Como era de costumbre, Hasgard notada en su lugar a un hombre, de apariencia algo joven, no debía tener más de 24. Con una mirada desafiante y filosa clavada en toda persona que le pasara el frente, hombre de pocas palabras y eso lo respetada, pero haciéndole curioso que siempre, siempre pero siempre quería sentarse única y exclusivamente en la barra que el atendía. Aunque no hablara mucho, siempre quería estar con él.
Sabía que se llamada Kagaho pero de resto no mucho, a veces hablada pero era poco, por lo tanto apenas lo veía sentándose le ofrecía la debida que sabía le gustada, a veces otra cosa, y este solo asentía para aceptarla.
- Hey, cuidado con mi chica. - Grito Aioria a unos chicos tras que Marin; Su novia, fuera al bar a hacerle compañía y divertirse un momento, claro que con Aioria amenazando a cada hombre que la mirara de forma sucia.
Fuera de eso, esa noche se llegada sentir muy diferente, tal vez un poco más relajada pero muy diferente, algo que no entendía del todo. Pero solo le toco esperar y despedirse de sus amigos esa noche, encontrándose con alguien que no espero ver.
- ¿Kagaho?
- Ahhh... Hola, mastodonte. - Ese apodo era lo más raro que alguna persona le ha dicho. La primera vez que lo escucho salir de sus labios solo rio, y luego no pudo evitar que le dijera así de forma frecuente. El pelinegro se notada herido y cansado, era extraño de verse, ya que estada nervioso, mirando a todos lados como si buscara la presencia de alguien. - Lamento que me encuentres así, pero vengo con problemas.
- Para estar en un parque, totalmente exaltado te han de estar persiguiendo. - Bromeo, acercándose y sujetando su brazo para ayudarlo a parar.
- No sé decirte si es tan serio, o es tan poca cosa. - Expreso, serio y seco. Aceptando la ayudando casi a regañadientes y alertando al toro en el proceso.
- ¿Vamos a mi casa? Me dices todo, y de paso te ayudo. En la mañana te acompaño a tu casa, solo espero no lleves drogas encima.
- Ummmmmm... Tsk. Está bien. - A regañadientes acepto, pues no se veía en muchas posiciones a sabiendas lo protector que era el mastodonte. Arriesgándose de forma peligrosa, pues por su naturaleza estada muy tentado a dejarla ver y posiblemente arrepentirse luego dabas las consecuencias.
