Colapso... [TODODEKU]

Semanas libre

El director había tomado una decisión importante, aquella semanas no habría clases, ya que el gran juicio al que fue el héroe número uno seria en pocos días, no quería que los maestros hablaran del caso y por accidente los alumnos escucharan, terminando rumoreando todo lo que pasó y molestando al joven Todoroki con aquel tema, además de que este último necesitaría distraerse de todo aquello, había sido algo muy fuerte y las heridas no se curarían adecuadamente en los dormitorios de la escuela.

Todos los estudiantes se encontraban en uno de los gimnasios escuchando lo que decía el director, serían dos semanas libres y la razón que les habían dado fue por los constantes ataques de los villanos, por lo que trabajarían en la seguridad — cosa que no era del todo mentira, ya que tenían programada una cita con unos buenos inventores para mejorar más la seguridad —. Una vez que se terminó la pequeña conferencia, cada uno de los estudiantes se retiró a su dormitorio correspondiente y se fue a guardar sus cosas para irse nuevamente a casa.

— ¿Qué raro? ¿Por qué lo habrán hecho hasta ahora? 

— Debe de ser porque se acercan los exámenes.

— Pero igual es extraño.

Los alumnos parloteaban por aquel aviso tan repentino, paseaban de aquí para allá, bajando y subiendo sin parar, todo ante la atenta mirada del maestro. En un momento el joven peliverde se escabulló y subió al quinto piso. Sin que nadie le viera se enfrentó nuevamente a la puerta rojiza. Sus nudillos rozaron suavemente la puerta y cuando agarró valor tocó la madera. Los pasos pausados se acercaban poco a poco, se arrastraban con cansancio y juraba haber escuchado una maldición. La puerta se abrió y el chico bicolor miró con su único ojo con asombro.

— ¿Eh? ¿Qué es esto? — Se inclinó levemente y tomó el cuaderno que estaba al frente de la entrada.

Abrió aquel cuaderno y leyó la primera página: "Fui un idiota, no tengo perdón por lo que hice, ni siquiera tengo las agallas de verte, te incomode y presioné, espero que las notas te ayuden a estar al día, nuevamente digo que lo lamento. Midoriya Izuku". 

— No te arrepientas... Aunque lo haya hecho de mala manera... Sé que tienes buenas intenciones... Solo necesito tiempo.

El ojo grisáceo se clavó al pasillo en el que se doblaba, sabía que el peliverde estaba allí escondiéndose de él, así como él necesitaba tiempo para poder mentalizarse... Midoriya necesitaba tiempo para perdonarse. 

— Gracias... — y cerró suavemente la puerta, dejando a un ojiesmeralda con un amargo sabor.

...

El azabache sujetaba con cuidado las pocas pertenencias del heterocromático, atrás suyo estaban sus tres niños — aunque niegue que tiene retoños, así les llama en su mente —, el pelimorado estaba ayudando a apoyarse al pobre joven herido y la pequeña niña jugueteaba con su cabello haciendo una trenza, para luego deshacerla y volver a trenzarla.

— Espérenme afuera, tengo que hablar con todos estos demonios problemáticos — los tres menores suspiraron divertidos por las cosas que decía el amargado maestro, se fue a la sala en que estaba el resto de sus alumnos — Ok, no quiero ver en las noticias que uno de ustedes se metió en problemas, no quiero que sus madres o padres me llamen por cualquier cosa, voy a estar sumamente ocupado y por último no me llamen en el caso de que hagan una estupidez y los atrape la policía... Eso sería todo, adiós — se dio media vuelta, pero a medio camino recordó algo y se devolvió a mirar a sus estudiantes — ¡Y NADA DE JUGAR A SER EL HÉROE! — todos se estremecieron ante aquel grito.

— ¡S-sí, Aizawa-sensei!

...

El profesor manejaba tranquilamente su auto hasta la pequeña casa que tenía, si bien no era extremadamente grande, cabían fácilmente cuatro personas en ella. A su lado estaba Shinso, buscando en la pequeña pantalla del moderno auto una canción, en los asientos de atrás se encontraban el bicolor y la pequeña jugando a "Adivina el animal". Los dos de adelante los escuchaban atentamente, en un momento la niña les ofreció jugar... No se negaron, ya que no les costaba nada.