Walking Tonight

Capítulo 1

desde que tengo memoria, mi estación favorita ha sido el otoño, me fascina ver las hojas de los árboles que cambian sus colores pasando de verdes a tonalidades desde rojo hasta amarillo, e incluso, el naranja. Solía disfrutar en gran manera la danza de dichas hojas al caer siendo ayudadas por el viento, sentir que volvía a ser una niña otra vez, y que, hasta la naturaleza debía sufrir cambios y adaptarse.

Mi parte favorita de todo, era visitar el pequeño parque que se localizaba a tan solo dos cuadras desde mi casa, donde había un banquito desvencijado y desposeído de todo rastro de pintura..., yo sabía que aquel sitio era especial, que de algún modo, había tenido su historia, o más bien, sus historias, puesto que tenía escritos los nombres de muchas personas, algunas iniciales y pequeños dibujos como corazones.

Amaba tomar un libro y relajarme leyendo alguna historia que casi siempre terminaba haciéndome llorar o reír, pero lo cierto era que este paraje era el ideal para cuando uno tiene muchas cosas en que pensar o cuando se quiere algo de soledad, y es que, por más extraño que parezca, a veces, sólo queremos tenernos a nosotros mismos como única compañía.

Ese día era el último del año en el que estaría ahí, puesto que el cumpleaños de mis abuelos se acercaba (sí, comparten fecha de nacimiento) y siempre, desde que tengo memoria hemos viajado, mi familia y yo a Henfell, lugar en el que mis padres se conocieron y donde actualmente viven Mariah y Lucas, los mejores abuelos que me pudieron corresponder. Y es que, ¿cómo no quererlos?, cuando se han preocupado por mis hermanas y por mi en más de una ocasión y ni hablar de su relación con nuestros padres. Ellos aún los tratan como adolescentes y es divertido ver de vez en cuando, como los dejan sin argumentos, en especial a mi padre, quien siempre tiene algo que decir. En pocas palabras, me encantaba la idea de ir a su pueblito.

En ese momento, escucho  mi famosa canción de tono de llamada: "Wildflower" de 5 Seconds of Summer  y ¡vamos! No puedo resistirme y empiezo a mover las manos torpemente, vale, que bailar no es lo mío, pero no voy a negar que me gusta la música de este grupo, gracias a Alexis, mi mejor amigo, quien me está llamando.

—Hola, pollito—le digo a modo de saludo, lo escucho carcajearse y continúo:—¿Qué pasa?

—Si, yo también me alegro de oírte y por cierto, estoy bien, gracias por preguntar—dice en modo drama—y finalmente deja de llamarme "pollito" es totalmente ridículo, y soy todo menos eso.

—Lo sé, pero es gracioso.

—Pero ya no me digas así, pequeña hurón y compórtate como una niña grande.

—Si yo soy muy madura y para tu información, no es mi culpa que tus pequeñas  desgracias le den alegría a mi opaca vida—alego con exageración. 

—¡Oye! Si hubiese sabido que no me dejarías en paz por el apodo que me puso mi ex, jamás te lo habría contado.

—Vale, lo dejo estar, pero sí que te pareces a un pollito, ya sabes, con el cabello rubio y todo, además de que siempre estás calentito.

—De verdad que estás loca- me dice y casi puedo asegurar que está sonriendo—pero más loco debo estar yo para querer a una loca como tú.

—Aww, basta que me sonrojo—le digo y me echo a reír—yo también te quiero.

—Ya, dejémonos de cursilerías, paso por ti en unos cinco minutos, estás en el parque y yo estoy cerca, así que espérame.

—Bien. Estoy en el banquito más alejado.

—Lo sé, siempre te sientas ahí—responde y agrega—nos vemos—y cuelga.

Ahora mismo me pongo a pensar en lo mucho que agradezco tener a Alexis en mi vida, es mi amigo desde el tercer grado. Nos conocimos porque los dos éramos los nuevos del salón y el primer día  estábamos perdidos, pero empezamos a hablar y nos dimos cuenta de que éramos algo así como almas gemelas, aunque no en el sentido romántico. Desde entonces hemos sido él y yo contra el mundo.