Los sujetos enmascarados

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El pie daba contra el piso de madera una y otra vez. Su mentón reposaba en su mano izquierda, la cual estaba apoyada de su rodilla.

No había quitado los ojos del reloj analógico que estaba puesto en la pared de la sala. Era el único lugar en donde podía saber que el tiempo transcurría normalmente, en ninguna habitación había un reloj de arena y mucho menos ellos eran poseedores de tales reliquias.

Ya que lo decimos asi, era la primera vez en mucho tiempo que veía un reloj avanzando, funcionando.

Pero ese no era el punto. Los demás estaban tardando en llegar y Peter no podía ni pegar un ojo.

-¿Qué haces despierto?- preguntó una voz dulce tras él.

Asustado volteó, su mirada se relajó al ver de quien se trataba.

-No es nada, sólo no tengo sueño- respondió encogiendose de hombros.

Se acercó al sofá doble y se sentó con cuidado a su lado. Se acomodó poniendo sus piernas en posición de indio para luego mirarlo por un momento.

-Yo tampoco puedo dormir.

-¿Por qué?- preguntó Peter tratando de despejar su mente.

-Creo que ambos tenemos la misma respuesta.

-Debieron haber llegado- soltó el menor.

-Si, asi es. Aunque los demás no se ven tensos ante la situación, son unos desconsiderados- rió en voz baja.

-Señora Scarlett...- fue interrumpido.

-¿Tan vieja me veo?, porfavor cielo, solo dime Scarlett- pidió brindandole una pequeña sonrisa.

Peter asintió con la cabeza y volvió a ver el reloj de la pared, retomando su rutina de hace unos momentos.

Peter sintió como unas manos se posaban en sus hombros y comenzaron frotarse sobre estos. Por alguna razón, se recosto del pecho de la mujer sintiendo lo cálido que era.

En eso, la imagen de su tía May vino de repente a su mente. Fue cuando se dio cuenta de que había pasado tanto tiempo desde que había tenido contacto maternal en los brazos de una mujer con la cual se sentía un niño de nuevo.

Abrió los ojos para luego ver la cara de su acompañante y reponerse en su asiento, alejándose de los brazos de la mujer.

-Tengo que ir a buscarlos.

-¿Qué?, no Peter- exclamó sin hacer tanto escándalo.

-Por favor. No se que haría si algo le pasa al Sr Stark, digo, también los demás me importan pero... ay usted me entendió- se rindió al enredarse con las palabras.

Scarlett quedó en silencio por unos segundos, recordando la intensa conexión que tenían Tony y Peter. Sería terrible el negarle ĺa idea y la acción de ir a buscarlos, asique...

-Yo voy contigo- dijo la mujer decidida, levantándose del sofá.

Peter igualmente se puso de pie y empezó a negar en una seña de manos con el ceño fruncido.

-No es buena idea, es peligroso. Me sentiré más aliviado si se queda aquí- dijo el castaño.

-Voy a ir, punto y final, Parker- levantó un poco la voz.

El menor no volvió rechistar y solo pudo hacer una mueca, aceptando el hecho de que tendría que cargar la vida de esa mujer en sus manos. 

Scarlett subió las escaleras a toda prisa, mientras era vista por el muchacho quien solo pudo esperarla en la entrada de la cabaña. Unos minutos después se vio a la mujer muy bien abrigada y en sus manos traía una bufanda, chaqueta y gorra. Se acerco al  joven y extendio las prendas.

Segundo encuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora