Parte única

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Semi-AU | Ooc?

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Hina se cubre su nariz con la bufanda color salmón apenas sale de la cafetería donde trabaja. Mientras caminaba no podía evitar observar las luces navideñas adornando los postes y establecimientos. 

Amaba diciembre. 

Detiene sus pasos en el elevado para observar encantada un inmenso muñeco de nieve ubicado al frente de una lujosa tienda. 

Es cuando por el rabillo del ojo capta a alguien colocarse a su lado. Ladea la mirada casi de inmediato para ver quien era.

Y aunque no lo demostró, grande fue su sorpresa al mirar quien era el sujeto a su lado.

Cabello rubio, e inexpresivos ojos color carbón. 

Ojos que en su tiempo fueran tan expresivos como un niño en una tienda de juguetes o dulces. 

—¿Mikey-kun? — soltó y tan pronto lo hizo, el hombre la miró. 

Su boca se curvo y Hinata sintió muchas cosas aflorar en su pecho. Porque Manjiro Sano había sido un amigo cercano en el pasado, que un día estuvo y al otro se marcho, de la vida de todos y sin avisar. 

Cuando Hina iba a proseguir hacer un comentario, se asusta cuando el rubio de pronto se tambaleo y ella por reflejo lo sostiene con un poco de dificultad. 

—Estas ardiendo en fiebre — susurra Hina tras colocar una mano en su frente. 

Con paso torpe Hina logra tomar un taxi y con los nervios, se lleva a Mikey a su apartamento.

Al llegar, lo recuesta en su cama, le quita los zapatos y la chaqueta, y prosigue a trabajar para bajarle la temperatura.  Es cuando nota una zona de la camisa manchada de sangre.  Con manos temblorosa la alza y mira una herida recién cocida. 

Pensó en que le podría haber sucedido. Y luego, casi al instante, continuó con sus atenciones.

Mientras hacia aquel trabajo, aun así, no pudo evitar que su mente formara la retorica sobre ese momento. Un día donde nunca imagino volvería a toparse con Mikey. 

Y también... caer en cuenta que Mikey era ahora parte de la organización más controversial y peligrosa que una vez hubiera visto en Japón. Su mano se detuvo casi de inmediato, con el paño húmedo suspendido en el aire. 

—¿M-me t-tienes mie-edo? — escuchó su voz, baja y ronca. Sin vida.

Lo miró, él la observaba con sus ojos entrecerrados y su frente aun perlada de sudor. 

Hinata inspiró y volvió a colocar el paño en su frente. Y otro lo paso por su cuello. 

—Fuiste un amigo, una vez — pronunció.

Mikey no dijo nada más. 

Tras una pastilla y una taza de té de jengibre y limón, se quedó dormido.  Hinata se recostó del mueble y miró hacia la ventana, sintiendo sus hombro agarrotados. Había empezado a llover. 

Un gemido la sacó de su momentánea ensoñación y miró hacia Mikey, retorciéndose en la cama por alguna pesadilla producto de la fiebre. O al menos eso imaginaba. Miró su mano fuera del cobertor y la tomo. De forma paulatina él se fue calmando, junto a Hinata que se quedo dormida con su cabeza apoyada sobre el colchón.

Unos leves toques en su cabeza la despertaron mas tarde. Sus ojos cansado miraron hacia la ventana, apenas el alba estaba tocando. Se fue levantando hasta que se irguió y miró al hombre que anoche había cuidado.

La sonrisa de una persona | Makey & HinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora