SELLADO CON UN BESO

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Por Calipso.

Capítulo I.- La bolsa verde.

Betty entra en presidencia y se dirige al hueco cuando sobre la mesa de Armando ve una bolsa verde de papel.
Se acerca extrañada, se asoma por encima con curiosidad, y en el interior atisba otra bolsa más pequeña y un sobre.
Deja todo como está y sale al lobby.
- Sofía, Berta, saben si alguien entró a presidencia?
- Sí, Betty. Hace rato que Sandra trajo algo para el doctor.
- Gracias. Voy a preguntarla.
Camina hasta la mesa de su amiga, que está de conversación con Mariana, y la dice:
- Sandra, llevó usted una bolsa verde al despacho de don Armando?
- Sí. Me la dejó el doctor Calderón con orden de entregársela al doctor Mendoza, y se la llevé, pero como usted no estaba, la dejé sobre la mesa.
- OK! Se la daré cuando llegue.
- Y qué hay dentro? -Pregunta Mariana curiosa.
- No sé, amiga. -Responde la más alta.- Sólo vi que dentro iba otra bolsa y un sobre.
- Sí, eso es. - Confirma Betty.
- Y qué puede enviarle don Mario a don Armando con tanto misterio? Así como en valija diplomática, si ellos dos están en contacto todo el tiempo? Ay, qué estrés!
- No sé, Mariana. Pero comprenderá que si va todo bien cerradito, será porque es confidencial... -Razona Betty.
- Y por qué va a ser top secret para nosotras? Más bien será algo que no deba ver ni saber doña Marcela. -Conjetura Sandra.
- Bueno, amigas. En cualquier caso eso es asunto de los doctores. Me vuelvo a presidencia.
Y lo hace, pero ya lleva la curiosidad bien despierta dentro de su cabecita.
Al pasar por delante de la peliteñida, ésta la hace una seña para que se ponga al teléfono por el que está hablando ella y la alcanza el auricular.
- Atienda a su jefe, que la está llamando y usted está perdiendo el tiempo por ahí en vez de trabajar. -Lo dice bien alto para que lo oiga Armando.
- Aló, doctor? -Mira a Pattypat con ganas de trapear el piso con ella.
- Betty, me surgió un asunto importante y no volveré a la empresa hasta la tarde. Hay algo urgente? Llamaron los de Palm Beach?
- No, don Armando. Sólo hay acá una bolsa que le manda el doctor Calderón. Quiere que la abra y le digo...
- NO! -Responde Armando subiendo el tono al darse cuenta de que deben ser las tarjetas y regalitos.- No, Betty. Déjela quietica y ya la revisaré yo.
- Está bien, doctor. Necesita algo más? -Pregunta un pelín mosqueada.
- Nada más. Hasta la tarde.
Cuelga el teléfono, pensativa e intrigada. Va al despacho y se detiene ante la mesa de Armando mirando la bolsa con verdadero interés.
"Por qué don Armando ha reaccionado así al hablarle del paquete? Será porque lo manda el doctor Calderón? O será que sabe lo que contiene... y no desea que ella lo vea?"
Betty mira la dichosa bolsita cada vez con más curiosidad. Su bienamado jefe no vendrá hasta después de comer... qué tal si investiga discretamente el contenido del misterioso envío?
"Betty, el diablo es puerco... oye decir a su conciencia". Pero la acalla con pocos miramientos.
Toma la bolsa y entra al hueco dejando la puerta entornada para oír si llega alguien.
Se sienta en su lugar y saca el sobre, que está abierto y sólo tiene remetida la solapa. Pero lo deja sobre la mesa, porque leer una carta ajena la resulta demasiado fuerte. De momento.
"Qué tal si curioseo la bolsa pequeña que hay dentro? Eso es una indiscreción menor. -Se dice.- La abro, miro un poco y vuelvo a dejar todo como estaba."
Dicho y hecho. Va sacando y esparciendo por la mesa cajas de bombones, dulces, un pequeño peluche parlanchín, tarjetitas escritas... y esa letra es muy parecida a la de don Armando... a la de las tarjetas que la manda a ella...
Se queda pensando.
"Por qué mi jefe escribe esas dedicatorias en las tarjetas, y ahora don Mario se las devuelve?"
Saca una de las suyas y compara la letra. Es la misma...
"Pero quién ha escrito esas palabras de amor? Será que don Armando no se inspira fácilmente y pide a su hermano que, cual CIRANO, se las escriba? Ay, que no entiendo nada!"

Sus ojos se posan en el sobre, y sin quitarle la vista de encima, guarda todo lo que ha sacado y lo levanta.
Abre la solapa y saca el papel con mano temblorosa, lo desdobla y empieza a leer.

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