1. El fenómeno

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El ruido de la lluvia al caer al suelo me despertó de mi trance y miré al cielo, las gotas caídas de las nubes verdosas golpeaban los cristales de mi máscara protectora.

Vyrm ayúdame con el cortador de raíces, pesa mucho -dijo Artov, detrás de mí, agarrando la máquina por una de las dos asas. Me acerqué a la máquina, agarré la otra asa y empecé a tirar hasta que conseguimos entre los dos subirla hasta lo alto de la colina y ajustar la máquina con una de las raíces del árbol negro.

Fija las pinzas -me dijo Artov mientras él se agachó para meter el carbón que traía dentro del compartimento de la máquina; sacó una cajetilla de cerillas, la abrió y agarró una, la prendió frotando la cerilla frotando la contra el reverso de la cajetilla una y otra vez hasta que finalmente prendió. Yo mientras tanto giraba las tuercas para apretar las pinzas a una de las raíces sobre salientes en el suelo y preparando todo para la extracción de la muestra.

Ya está todo preparado Artov -le miré- estará bien, es una mujer fuerte.

-Lo se, pero me inquieta estar trabajando mientras mi mujer está de parto en el hospital.

No sabría que decirte Artov, terminaremos pronto, además está acompañada por Vysília, todo estará bien y podrás ver a tu hija -bajé la palanca y la máquina empezó cortar la raíz del árbol.

Lo sé, pero -guardó silencio un momento- se que tu hermana es la mejor doctora de la región pero me duele no estar ahí, con ella, agarrándola de la mano.

-No tardaremos mucho, además piensa en que será la primera muestra extraída de un árbol negro.

La raíz cayó al suelo, me agaché para cogerla y meterla en el maletín marrón de cuero, miré a Artov -¿Lo ves? Fue bastante rápido.

-Sí, venga vámonos, este sitio me da escalofríos -se le veía bastante ansioso por irse y alterado.

Estuvimos andando bajo la lluvia constante, hacia el umbral plateado; así es como se le llamaba a la frontera entre el bosque negro y el resto del mundo.
Mientras andábamos le pregunté

-Artov, por qué si te desagrada tanto este trabajo.

Bueno...-se giro y me miró- cuándo te despiden de Pytromuski por ser un supuesto participe de un negocio ilegal de medicamentos no hay muchos lugares a donde puedas ir a trabajar -suspiro y sigo caminando- ya casi estábamos en el umbral.

Primero salí yo, después Artov, él desabrocho las cintas de cuero que sujetaban la máscara, se la quitó para guardarla en la bolsa de tela que tenía a su espalda; yo hice lo mismo pero con la bolsa que tenía colgada a mi hombro.

El clima fuera del Fenómeno era frío, no obstante reinaba un sol brillante y no había rastro de lluvia. Cogí la mochila que había dejado en un tronco cerca de la barca, abrí la mochila para coger un reloj de bolsillo, miré la hora.

Debemos darnos prisa, aún podemos llegar -me monte en la barca e hice un gesto para que subiese; ambos empezamos a remar hacia Volgef, el pueblo donde residimos con motivo de nuestro trabajo temporal.

Remando a través de las verdosas aguas podíamos ver gran variedad de peces; también cantaban y volaban los pájaros, resultaba tranquilizador escuchar de nuevo la naturaleza.
Dentro del Fenómeno el clima siempre era desapacible e irreal; la primera vez que un grupo entro en el Fenómeno salió con quemaduras a causa de la Boira, una niebla ácida que devoró sus ropas y les quemo la piel, aún se puede en el pueblo a personas con quemaduras en la piel.
Tras eso los mandamases de la Comisión obligaron los expedicionarios a llevar un traje de protección como el que se lleva ahora, solo que antes eran de una tela más fina y estaba mal aislado en las articulaciones.

Un tiempo después llegamos a nuestro destino y atracamos el barco. Artov se levantó del bote con prisa y salió corriendo en dirección al hospital.

Pensé que lo mejor sería no decirle nada, dejar que se fuera; ya me encargaría yo de hacer el papeleo. Até bien el bote y salí del puerto andando. Allí, en la salida, ví a dos hombres altos,trajeados y con abrigos largos de lana. Ambos se acercaron, el de la izquierda metio agilmente su mano en el bolsillo de su abrigo; en ese momento temí por mi vida, pero al ver asomar una especie de cartera me relajé, era su placa.

Guardia regional -dijo el hombre con una voz autoritaria y seria- por favor, acompáñenos.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2023 ⏰

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