El día les pasó volando entre idas y venidas. Volvieron a la Madriguera a las 5 de la tarde, Harry sintiendo un torrente de felicidad recorriéndole el cuerpo. Arthur y Molly ya estaban de vuelta, leyendo tomados de la mano en el sillón de la sala. Saludaron y subieron al piso de arriba para lavarse las manos y abrigarse, la primavera a esa hora aún era muy fría. Se encontraron con Hermione y Ron conversando en la habitación de los chicos, uno tirado en cada cama.
-¡Eh!-exclamó Ginny al verlos- ¿Qué tal su cita?
Ron puso los ojos en blanco.
-Ya te dije que no fue una cita.
-Pues Hermione me dijo otra cosa.
Hermione se sonrojó cuando Ron la miró sorprendido.
-¡¿Era una cita?! -el pelirrojo se sentó en la cama.
-¡No lo sé! Es la primera vez que salimos a algún lado desde que...-Hermione bajó la vista y susurró- estamos juntos. Pensé que era apropiado llamarle cita ya que nunca tuvimos una- concluyó avergonzada.
Ron se quedó observándola unos segundos antes de responder.
-Pues entonces ha sido la mejor cita de mi vida.
Hermione levantó la vista y sus ojos brillaron cuando sonrió. Ron caminó hacia donde estaba ella y la besó suavemente.
Ginny y Harry se miraron y en sus rostros se notó la sensación de estar interrumpiendo algo.
-Pues parece que aún no la terminaron...- dijo Harry mientras salían de la habitación y cerraban la puerta detrás de ellos. -Maldición -Harry se llevó la mano a la cabeza-. Olvidé sacar ropa para abrigarme antes de salir.
Ginny soltó una risita.
-No creo que vayas a interrumpir nada aún.
-Pues no pienso arriesgarme- dijo Harry mirando con pudor la puerta cerrada.
-Ven, creo que aún tengo uno de tus sweaters en mi habitación.
Fueron hasta allí. Harry notó que Gin entornaba la puerta después de entrar. Había olvidado lo confortable que era la habitación de la pelirroja. Los posters y la alfombra combinaban perfecto con la cálida luz que entraba por la ventana, y la cama que habían agregado para Hermione contrastaba por su pulcritud con las colchas arremolinadas en la cama de Ginny. Harry intentó sacudir el recuerdo de la última vez que había entrado ahí, no era momento para rememorar esa tarde.
Ginny sacó una caja de debajo de su cama y le tendió un sweater a Harry, uno de los tantos que Molly había tejido para él durante su adolescencia. Este debía tener como mínimo cuatro años de viejo, pero parecía usado hasta el hartazgo. Cuando se lo puso comprobó que las mangas le quedaban demasiado cortas y que el largo apenas le llegaba a la cintura. No registraba cuánto había cambiado en estos últimos años, pero a punto de cumplir 18, Harry ya tenía la complexión de un adulto y ese sweater estaba tejido para un niño de 14.
-Ya recuerdo porqué te lo di-gruñó Harry mirándose con vergüenza y sacándoselo. Ginny no pudo aguantar soltar una risa.
-Si te soy sincera esperaba que no te quedara más. No quería devolvértelo- comentó, agarrándolo, doblándolo delicadamente y posándolo sobre su regazo a la vez que se sentaba en posición de loto en su cama.
-Oh vamos, debes tener cientos como ese en tu ropero- replicó Harry sin saber bien si sentarse o quedarse parado, sin saber si Ginny estaba invitándolo a quedarse a conversar o quería estar sola, sin saber si lo que estaba pasando era real o si volverían al día siguiente a la misma frialdad que antes.
Ginny pareció notar su duda y se corrió hacia una punta de la cama, de modo que Harry pudo sentarse cómodamente en la otra cuando ella la señaló. Luego, le respondió:
-Tengo más sweaters, pero esto es todo lo que tengo que te pertenece. Lo usé casi todos los días en Hogwarts el año pasado, me hacía sentir que estábamos cerca.
Harry sintió que se le cerraba la garganta de la emoción. Él también había extrañado a Ginny cómo a nadie nunca antes, pero en todo ese tiempo, jamás había sabido si a ella le estaba pasando lo mismo que a él. De pronto se sintió estúpido. Estúpido por haberse enamorado, estúpido por haber hecho algo al respecto, estúpido por salir con ella y más estúpido aún por romper con ella. Estúpido por haberla puesto en riesgo, por haberla hecho sufrir, por abandonarla. Pero lo peor, lo que más le molestaba a Harry, era el no haber podido reconciliarse con ella antes. Lo que más estúpido lo hacía sentir era la distancia que había puesto entre ellos desde que se habían reencontrado. Distancia que estaba ahí por cobardía, por torpeza, por comodidad. Harry sabía que le debía a Ginny una disculpa, y sabía que Ginny lo necesitaba en ese momento que era tan doloroso para ella, y sin embargo él no había podido estar de la forma en que correspondía, porque no sabía afrontar sus propios sentimientos.
La puerta se abrió de par en par y entró Hermione, sintiéndose liviana como una brisa, a tirarse en su cama con los brazos y piernas extendidos.
-¡Oh, Gin!- suspiró sin mirar a los dos chicos que se habían parado de un salto cuando ella entró- ¿Así se siente el amor correspondido? ¿Cómo nunca me advertiste que era tan...?-hizo una pausa para buscar la palabra pertinente- ¡Tan abrasador!-concluyó incorporándose y viendo por primera vez a Harry parado a los pies de la cama de Ginny. -¡Oh! Lo siento mucho, pensé que estaría Ginny sola, no quise interrumpir nada.
-No es nada, sólo estábamos buscando un sweater que me quedara, pero me temo que no hay nada para mí aquí-comentó Harry, restándole importancia a la situación mientas se dirigía hacia la puerta.-Nos vemos en la cena- agregó mientras salía. Miró por última vez a Ginny antes continuar por el pasillo y vio que ella tenía una mirada extraña mirada, entre incrédula y resignada. Al muchacho le dio una punzada de culpa en el pecho. Tendría que haberle dicho algo cuando ella mencionó lo del sweater, ahora parecería que a él no le importaba.
Entró a la habitación y se encontró con Ron tirado boca arriba en su cama. Cuando cerró la puerta el Weasley exclamó.
-¿Cómo puede ser que una relación se sienta así, Harry? ¡Nadie me advirtió que el amor podía ser tan...!-hizo una pausa y concluyó: - ¡tan abrasador!
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Lo que es correcto (y lo que es fácil)
FanficLuego de la Batalla de Hogwarts, Harry no encuentra la forma de volver al ruedo. Estudiar, trabajar y reconstruir su relación le parecen cosas secundarias en comparación al dolor y la culpa que siente por los caídos durante los pasados días oscuros...