7 Jaque mate

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Jaque mate
El juego no a terminado

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Heike

Cambia de posición, cambia de estrategia, no dejes que te destruya ya que la única persona que ganará será...

- Maldita sea - susurré mientras repetía en mi mente la sucia jugada.

- Respira - Expresó Damián en un tono juguetón.

- Quinta partida - verbalicé cada palabra algo enojada - prometí jugar contigo, ahora dime qué investigaste.

- Jaqué mate - movió un peón, un simple peon acorralando mi última ficha; el rey - me prometiste, claramente que si ganabas te diría lo poco que tengo. No has hecho Jaqué maté.

- Pones reglas inservibles en este juego, nunca voy a ganar si haces trampa - asegure

- Escondiste tres fichas cuando me gire para hablar con unos "amigos".

- Por lo menos dime porque carajos llegaste tarde ayer.

- Creí que no estabas enojada - sonreí con una falsedad notable y sarcástica.

- Tenía todo el sentido de estar enojada, sentí como nos miraban ya que estaba como una estúpida esperándote.

- No había nadie mirándonos, Kiki - mi sonrisa desapareció en un instante.

- Hey - una tercera y delicada voz apareció.

- ¿Porque no llegaste al ensayó? - pregunté exigiendo una respuesta que ya conocía.

- Chicos - esa voz hablo de nuevo perdiéndose entre nuestras voces - ¡Chicos! - alzó la voz impaciente.

Los dos la mirados fastidiados y enojados. Linda, voz dulce y una sonrisa aterradoramente contenta; la chica con la que bailaba Chris.

- ¿Qué quieres? - se apresuró Damián.

- El director los cita en su oficina.

- ¿Es importante? - pregunté.

- Bueno, talvez alguien los quiere adoptar, eso es importante.

- Somos su tesoro, no nos dejara ir.

El juego siguió en la misma posición, las fichas desordenadas, caídas, mezcladas y ese simple peón amenazando mi poderoso rey.

Salimos directo a la oficina del director, cuando llegamos alguien también esperaba sin interés en sala de espera.

- Pasen - abrió la puerta dejándonos entrar. Nos acomodamos en las finas sillas, al momento miramos a el director con insistencia

- se lo que piensan sobre el bailé y antes de que se quejen, se perfectamente que no les va a gustar.

Chris movió sus dedos en el borde de la silla ansiosamente.

- Necesito que me ayuden en la organización del evento.

- No - afirmó Damián seguro de sus palabras.

Una Mentira En Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora