Nunca olvidare ese beso. Sé eso. Y se que lo que ahora empiezo a sentir, cuando mi corazón late fuerte, cuando se siente vivo es por él. Claro, necesito ver a dónde estos sentimientos nos llevan, si es una buena o mala idea confesarnos.
Pero antes de que piense más en ello dándole mil vueltas. También se que ya no hay tiempo. Desde la ventana de mi habitación puedo escuchar la ligera melodía de una canción. También aunque esté lejos escucho el rumor de la gente en su casa.
Hoy es sábado y mañana Kellan y su familia se estaban llendo oficialmente, mañana será el último día que pueda verlo y sentirlo cerca en mucho tiempo. Talvez un año o dos, esperaba que su ausencia pasará rápido como a veces el tiempo lo hace. Esperaba que está vez, por única vez jugara a mi favor.
Le doy vueltas a mi peluche acostada en mi cama. Mi madre se fue hace muchas horas. Kellan no ha venido. Sé que no puede por qué la reunión en la que está, no puede desaparecer fácilmente. Por lo que estoy pensando y dándole vueltas a todos los recuerdos de Kellan y sobre todo buscando en mi memoria el momento exacto que mi corazón empezó a latir de esta manera solo de pensarlo.
Antes de que haga nada el teléfono suena en la cocina, me apresuro a tomarlo. Es mi madre pidiendome que le lleve una bolsa que necesita. Me dijo que la viera en la puerta de la cocina y que tratara de ser discreta. Aun no se me olvida la única vez que he estado cerca, de la mirada de la madre de Kellan.
Aun así no puedo evitar pasar frente al espejo y acomodarme el cabello un poco, aunque mis probabilidades de verlo fueran casi nulas e inexistentes. Al menos quería que me viera tan bonita como ayer.
Salgo de casa y camino, recorriendo por donde pasa mi madre todas las mañanas. desde esta parte solo se ve un lado de la entrada monumental de la casa, así que solo veo unos coches aparcados. Cuando llego a la puerta una señorita uniformada que no había visto antes me recibe, le digo quien soy y con una mirada extrañada se mete corriendo a buscar a mi madre.
Mientras espero miro los alrededores. El suave murmullo de la música clásica y las personas me llega hasta aquí. No puedo evitar pensar en cuál de todas ellas es Kellan. Miro con el ceño fruncido la puerta, mi madre ya había tardado.
—¿May?
Doy un salto asustada al oír la voz detrás de mí. Un escalofrío me recorre hasta que encuentro una mirada que me hace dar un paso atrás. Decklan está mirándome con el entrecejo fruncido. Su expresión se parece a la de ver a algún animalillo extraño que corre y que no sabes por qué.
Antes de que pueda decir nada mi madre me habla —Gracias cariño.
Toma la bolsa en mis brazos. Yo aún aturdida no reaccionó. —¿Qué pasa May?
—Yo...nada.— no hay nada que decir. Volteó hacia donde él estaba y ahora no hay nada. No sé por qué mi corazón presiente algo, por qué late de esta forma.
—Bueno, cuando salga en un par de horas iré y veremos una película con palomitas ¿Qué te parece?
Asiento distraída. Regresando a casa me encuentro con la sorpresa de que la puerta está abierta. Dudo un poco ya que no recuerdo haberla dejado abierta pero no importa en el momento en que entro y Kellan está agachado con Duk vestido muy elegante.
—¡Hey!
—Hola, escapé.
Me acerco un poco. —Ya era hora.
Me mira sorprendido —Vaya creo que te volverás una mala influencia.
—No, sabes que no. Solo...—me detengo no queriendo acabar de decir lo inevitable.
Su rostro se descompone frente a mis ojos y cuando veo humedad, cuando veo que este es el adios, corro hacia él y lo abrazo. Todo se borra de mi mente, mi mamá, Decklan, la escuela, el mundo en general. Solo me quedo con la sensación de tristeza en mi corazón.
—Volveras. —digo abrazando todo acerca de él.— Será poquito tiempo.
El asiente — Parecerá que solo paso un día, ya verás.
—Yo...—mi voz tiene un ligero temblor.—Te quiero mucho Kellan, eres el mejor amigo de este mundo y te extrañare todo ese día de largos segundos.
—Yo también May, eres...todo lo que está bien en mi vida y te extrañare.
Asiento. Me armó de valor y reuní todo el coraje y la valentía de mil mundos para al separarnos darle un beso inocente.
Dura apenas unos segundos y cuando me retiro le miro sus mejillas sonrojadas, no me quiero imaginar las mías. —Es-es una promesa Kellan, siempre tendremos esto. ¿Está bien?
Él me sonríe —y yo que pensé que no eras cursi.
Lo golpeo—Solo por hoy y por tí.
Abre los ojos sorprendido pero sonríe con los ojos rebosantes de luz — Definitivamente, es la edad.
Nos reímos y contemplamos de un lado como el atardecer se pinta de colores, y como las montañas se tragan al sol. Me toma la mano y entrelazamos nuestros dedos viendo la noche llegar, pero sabemos que el sol nunca se rinde, siempre sale al final.
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Y sin querer, ese atardecer se volvió una metáfora, por qué esa noche, esa oscuridad que llegó transformó nuestra realidad, y por un momento pensamos o pensé que nunca más volvería a ver el sol brillar.
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La Otra Cara
Romance"Las personas suelen decir mentiras, ocultar verdades y fingir ser más de lo que son. Siempre búscamos nuestra felicidad ¿No es así? Pero por cuántas vidas puedes pasar para ocultar lo que más miedo te da. Es difícil mantener apariencias después d...