En medio de una inmensa lluvia , el viento rugía como nunca lo había hecho, el cielo lloraba…Nunca sabremos si era la manera de mostrar emoción o si realmente estaba triste por lo que iba a pasar esa noche.
Los rayos que por instantes iluminaban el cielo, nos dejan ver a una joven de cabellos castaños desaliñados, que con gran destreza se escondía con ayuda de la oscuridad de la noche, cuidando que nadie viese hacia donde se dirigía, no, no es que fuera algo malo o tal vez sí , simplemente le gustaba andar por ahí de esa manera; después de seguir por unas cuantas calles más, al fin llegó a su destino; Cuál ráfaga de aire inmediatamente se detuvo ante una pequeña casa y entró.
-¡He llegado a casa Nana, creo que he encontrado algo interesante para seguir con la investigación!-gritó, mientras entraba a su oficina.
Ante sus ojos, pudo ver lo que podría ser una escena normal en su vida. Los papeles de su oficina se encontraban desparramados por todos lados, algo que por su costumbre podría ser normal, no obstante la existencia de muebles rotos y un extraño olor metálico la preocupaba, eso era demasiado extraño para estar
pasando, pero su olfato y conocimientos no la engañaban, esa esencia en el aire era… sangre.Alarmada comenzó a llamar a la única persona que podría estar ahí:
-¡Nana!¡Nana!, ¿¡Estás ahí!?- gritaba desconsolada mientras buscaba en los
cuartos de la casa- ¡responde por favor!Sin recibir respuesta y más asustada aún, subió las escaleras, abriéndose paso entre la oscuridad y ahí, pudo encontrar a quien buscaba: su amiga de toda la vida, no, su hermana, yacía postrada en el piso, carente de cualquier signo de vida, el brillo de sus ojos y el calor de su cuerpo habían desaparecido.
-¡Esto no puede estar pasando! Es una broma, si claro que sí, es una broma de muy mal gusto, vamos Nana levántate y vayamos a cenar a algún lugar-decía nerviosa entre susurros, mientras se agachaba para tomar el cuerpo de su amiga y comenzaba a sacudirlo, como si Nana estuviera en un profundo sueño y eso la despertara. Sin obtener respuesta, Hange, que cada vez se desesperaba más comenzaba a derramar lágrimas de dolor al comenzar a asimilar lo que estaba pasando.
Desconsolada ahora sí, lo único que pudo hacer fue llorar y gritar hasta quedarse sin voz.
Mientras recorría la casa en busca de Nana, Hange no se percató de la verdadera forma de las extrañas manchas existentes en la pared, hasta que finalmente pudo darse cuenta de lo que decían:
-“Voy por ti"
Como en una película de terror, el aire sopló con más fuerza, tanta que hizo que los vidrios vibraran para posteriormente romperse. Un ruido sordo y un grito desgarrador de miedo y dolor fueron lo único que se escuchó, antes de que Hange fuese envuelta por solo oscuridad y luego luz.
-¡Hange otra vez te quedaste dormida!-se escuchó una voz familiar al fondo-¿Acaso no ves la cantidad de trabajo que tenemos?-era Nana, que le había tirado una cubeta de agua en la cabeza a Hange.
-Por más que intenté hacer que te despertaras, lo único que hacías era moverte y murmurar cosas, creo que tuviste una pesadilla-Dijo con una preocupación por su
amiga-Pero mira cómo estás, vamos levántate y date un baño.-¡Nana eres tú!¡Estás bien!-Fue lo único que Hange atinó a decir con lágrimas en los ojos.
-Claro que estoy bien, ¿Qué estás haciendo?-contestó al sentir unos brazos que la levantaban.
-Hacía mucho que no te abrazaba amiga mía, que bueno que estás bien, tuve un sueño muy raro, incluso más que yo.
-Vamos Hans, que cosas dices, anda vayamos a almorzar que saltarte las comidas y no dormir te hacen daño.
Mientras Hans tomaba sus cosas se quedó helada al ver un trozo de papel en el que se leía.
-“Dulces sueños, detective”.Con cierto nerviosismo, Hange regresó la mirada al tablero con todos los datos de la investigación de su caso más reciente.
-Definitivamente, debemos andar con más cuidado, hay algo que me preocupa demasiado-Dijo entre susurros.
-¡Hans apúrate o te dejo, puedes seguir con eso después!
Y así, ambas amigas y compañeras salieron de la oficina de detectives.
Solo la luna que siempre está ahí, Nana y claro, quien hizo eso eran los únicos que podrían decir que era lo que había pasado.