La Nueva Normalidad [Lumity]

Capítulo 1: Volviendo a la normalidad

Los pasillos del castillo del emperador eran fríos, desiertos y gigantescos, tanto las pisadas de Luz como su respiración hacían eco y retumbaban en las paredes.
La chica estaba decidida en encontrar al emperador, los nervios que tenía eran visibles, cada ventana que ella podía encontrar en su recorrido a la cámara principal del castillo le mostraba una pesadilla constante, sus amigos, tutores, compañeros, conocidos y antiguos enemigos dando todo de si en el campo de batalla.
Una extraña y apagada melodía empezó a sonar suavemente en el castillo, Luz corrió y corrió intentando encontrar el origen de esa música pero cada lugar que recorría estaba totalmente vacío, la frustración se apoderaba de la cabeza de la joven humana hasta ser reemplazada por un miedo al encontrarse con una gigantesca puerta que intuía que protegía al corazón del Titan y al emperador Belos.
Su respiración se agitó de repente y un susurro coreaba su nombre:

- Luz... Luz... Luz Noceda... -

La nombrada aún aterrada intento pararse firme y abrir el colosal portón pero con lo que no contaba era que antes de entrar al gran salón el piso se quebraría, haciendo que caiga a un negro vacío mientras ahora reconocía de quién era quién gritaba su nombre:

- ¡¡¡LUZ MARÍA SUSANA NOCEDA DESPIERTA!!! -

La joven se levantó de golpe, dándole un cabezazo a la parte inferior de la cama superior de su litera dejándola dolida, su madre suspiro algo resignada:

- Llegarás tarde a la escuela mija, cámbiate y baja a desayunar -

Camila dejo la habitación para volver a la cocina mientras que Luz recorría con la vista su alrededor ¿Había soñado todo? ¿Las Islas Hirvientes eran una jugarreta de su cerebro? La joven suspiro aliviada al ver a su taliamigo recostado en una almohada y a su lado en su perchero su capa:

- No fue un sueño... -

Una sonrisa tonta se dibujo en su cara mientras empezaba a vestirse, apagó su alarma que tocaba la canción de fondo en su sueño, aún no podía creer lo que estaba pasando, estaba de nuevo en el reino humano con su madre, había logrado vencer a Belos y la mejor parte, el portal al reino demoniaco aún servía. Luz bajo a la cocina y saludo a su madre con un beso en la mejilla antes de sentarse a comer:

- Buenos días mami -

Camila se encontraba bastante contenta después del retorno de su hija, Vee había vuelto a las Islas Hirvientes apenas Belos fue derrotado y aunque cumplió el rol de Luz por mucho tiempo Camila nunca se sintió tan cómoda junto a ella como lo hacía con su verdadera hija. Por su puesto, la va a extrañar y recibira su visita de vez en cuando pero el volver a tener una vida medianamente normal no tenía precio.
Ambas humanas desayunaron calladas, no era un silencio incómodo o algo parecido, era una paz que inundaba toda la casa, aunque pronto fue desplazada por una comentario:

- Mija, te pusiste tu capa de nuevo -

En efecto, Luz aún tenía varias costumbres que habían empezado en el otro mundo, uno de ellas era colocarse su capa como parte de su conjunto de ropa habitual, apenas era el tercer día de Luz en la tierra y claramente se había desacostumbrado:

- Al menos no me puse el uniforme de Hexide, eso es bueno -

Dijo la joven algo avergonzada mientras se quitaba su capa y la dejaba en el respaldo de su silla.
El ambiente se torno silencioso nuevamente aunque solo le parecía pacífico a Camila, Luz por otro lado empezaba a sentir una asfixiante incomodidad, sofocandola con el pensamiento que rondaba por su cabeza estos últimos tres días:

- No encajaba antes aquí y ahora todo será peor -

La joven acaba de experimentar todo lo que el hombre siempre busco, encajar, ser reconocido, libertad y amor de carácter tanto amistoso como romántico, cada una de esas cosas parecían haberse esfumado ahora que se encontraba en el reino humano.
Su realidad soñada parecía ahora un simple recuerdo, como las anécdotas que te cuentan los ancianos sobre sus días de gloria antes de que el tiempo les arrebatará su felicidad y energía.
Su madre hizo que ese lúgubre pensamiento se esfumará por unos momentos al darle un fuerte abrazo: