—¡Caesar! ¡¿Dónde estás?!
Le pareció oir la voz de su compañero a lo lejos. Sentía en el suelo la vibración de sus pasos y los tacones de Lisa-Lisa. Los sonidos eran apagados, apenas lograba distinguirlos, como si estuviera en una habitación aparte.
Sentía uno de sus costados húmedo y frío, mientras que el otro se encontraba cálidamente reposando sobre una superficie que no lograba reconocer.
El suelo bajo su cuerpo tembló, mientras comenzaba a recuperar la consciencia. Escuchaba a su izquierda un sonido constante, parecido a la brisa.
Un ruido sordo precedió a un grito desgarrador:
—¡CAESAAAR!
—¡Jojo! —. Se sentó rápidamente sobre la arena, extendiendo la mano hacia adelante.
Pero frente a sus ojos no se encontraba el hotel en el cual había caído frente a la Tormenta de Arena Divina de Wamuu.
—¿Qué demonios?
Hizo memoria, tanta como pudo.
Los remolinos habían destrozado su cuerpo por completo, lo último que recordaba era haberle entregado al Joestar una burbuja de su sangre imbuida en Hamon, que dentro tenía su bandana y el aro con el antídoto.
Entonces, ¿cómo se supone que seguía con vida?
Concluyó que lo habrían salvado gracias a algún milagro de la fundación Speedwagon, pero, ¿por qué estaría ahí entonces?
Se fijó en su alrededor. Una playa, de arenas finas y blanquecinas, inmaculadas, en las que comenzaba un mar cristalino e interminable, cuyas suaves olas habían mojado todo su costado izquierdo.
A sus espaldas, solo pudo ver una quebrada de unos quizá cien metros de altura, cubierta casi en su totalidad por una frondosa variedad de árboles, enredaderas y flores de colores exóticos bordeando la arena hasta perderse en el horizonte.
Estaba comenzando a atardecer. Los colores del día despejado empezaban a adoptar una tonalidad cálida semi anaranjada, dando un paisaje de paraíso soñado. Era tan hermoso, tan sublime, que estuvo seguro de no estar ni en Italia ni en los bellos parajes de la fría Suiza.
Mientras volvía a cuestionar su ubicación y qué hacía allí, se dio cuenta de una verdad arrolladora que lo aquejaba:
Se sentía solo, estaba completamente solo.
Dio un suspiro largo. Si bien estaba físicamente de maravilla, le iba a tomar varias horas caminar toda esa desolación. Quizá podría escalar la roca con Hamon...
Fue cuando tocó la pared, que se dio cuenta que sería inútil. Su Hamon no funcionaba, aunque estaba respirando el aire más puro que había conocido en su vida. ¿Su encuentro con Wamuu lo había hecho perder su poder?
—¿Hay alguien ahí? —gritó hacia el cielo, la bóveda celeste.
Pero nadie respondió a su llamado.
Tendría que caminar, pero ni siquiera disponía de agua para refrescar el cansancio que eso le provocaría.
Un momento... ¡Agua! ¿Cuánto tiempo había pasado sin hidratarse? ¡Necesitaba encontrar agua! Pero solo tenía el océano... Y no sentía sed. Nada, ni la más mínima. De hecho, todo era demasiado pacífico y perfecto, tanto que parecía irreal...
No, no debía desconcentrarse. Por mucho que hiriera su orgullo, volvió a gritar por ayuda, mientras se alejaba de la pared de roca para divisar toda su superficie. Nada, solo una monótona quebrada. Ningún lugar del cual sacar agua o comida.
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Il Mare Eterno || Caesar Zeppeli
Fanfiction27 de febrero del año 1939. Combate, honor y sacrificio. Fue una pésima decisión. Caesar Anthonio Zeppeli tenía solamente veinte años cuando falleció. Sin embargo, su alma no morirá, es inmortal. _________________ ⚠ ONE-SHOT ⚠ Los personajes no me p...