Reloj

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• Alphard Black & Regulus Black •

(Continuación de Diario) 


Nunca se imaginó que caería tan bajo. Haberse enamorado de Tom Riddle fue lo peor que le pasó en la vida, pero de lo único que estaba seguro era que no iba a dejarlo ir tan fácil, le pagaría con la misma moneda, se vengaría por todo lo que le hizo.

Cuando fue a su primera reunión pudo sentirlo. La magia de Tom era inconfundible para él, había pasado tanto tiempo con su diario que podía palpar la esencia de ese hombre.

Voldemort se elevaba frente a todos, su forma de hablar y de convencimiento era inigualable, Regulus lo sabía muy bien ahora, había caído redondo en esa falacia.

Tom le había prometido un mundo llenó de los ideales con los que él había crecido y Regulus realmente pensó que un mundo así podía existir, pero a qué costo.

El profeta hablaba muy poco del tema, cualquier periodista temía dar una opinión no objetiva y quedar mal ante el ministerio o peor ante Voldemort.

Tampoco se quería generar más caos y miedo del que ya había. Todo el mundo estaba dividido. Estás de acuerdo con Voldemort o estás en su contra, no había punto medio.

Regulus no había notado nada de eso por mucho tiempo. Él vivía en una burbuja y una fantasía personal donde Tom era su novio, el amor de su vida y el tema de Voldemort quedaba fuera de la habitación.

- Me gustaría que lo tuvieras.

Una de esas tantas noches que compartió con Tom, Regulus le entregó el guardapelo que su tío le había heredado. Era una reliquia familiar que sentía que se veía mejor en Tom que en él. Además el hombre siempre hablaba de lo mucho que le gustaba ese artilugio.

Regulus se quejó mucho de esa mediocre herencia y ahora le daría un nuevo significado.

- Esto es muy importante para tú familia, ¿estás seguro? - Tom tomó el guardapelo en sus manos y aceptó gustoso los labios de Regulus.

Estaba perdidamente enamorado de Tom y pudo haber hecho lo que fuera por él. Pero Regulus era un fiel mago que respetaba las leyes que la magia les otorgaba. Siempre escuchó atento al retrato de su tío Phineas Nigellus y era consciente de que un mago no debía hacer lo que Tom estaba haciendo.

No se debía evadir a la muerte, por mucha ambición que los alquimistas sintieran, tarde o temprano eso se pagaba.

Se sintió horrorizado al descubrir esa parte de Tom, él no podía concebir que alguien fragmentara su alma para ser inmortal. Es que Tom Riddle solo leía por encima de las líneas, nunca ha entendido que el alma es la base de la magia de cada individuo.

¿Cómo faltarle al respeto a algo tan importante como el alma propia?

Regulus estaba consciente de que Tom ignoraba los riesgos, pronto dejaría de ser el gran Señor Tenebroso, ya no sería más el nombre que todos temen siquiera pronunciar en voz alta.

El muy cabrón había enfrascado parte de sí en ese viejo artilugio, algo que había pertenecido a su familia por años. Sintió la magia de Tom en el guardapelo, era idéntica a la del diario pero en el guardapelo se sentía una angustia terrible, como si Tom hubiera encerrado sus demonios ahí.

Fue peor cuando descubrió lo que pasó entre Tom y Alphard. Se sintió enfermo al punto de vaciar su estómago.

Ya hacía tiempo que había olvidado el reloj sin minutero que Alphard le había dejado de herencia. Se burló con Tom de esa baratija y la dejó botada en cualquier lado de su habitación, pero se sintió agradecido de haberlo encontrado y descubrir lo que escondía.

Regulustober | Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora