Único

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JiMin sabía que no debía estar en el bosque a tan altas horas de la noche. Pero tenía que ir, porque había apostado cien dólares contra TaeHyung. Si JiMin lograba pasar toda la noche en el bosque, ganaría aquellos cien dólares.

Y él quería ganar el dinero de la apuesta. Con eso podría comprarse los caprichos que quería, los cuales sus padres no podían darle. Se arriesgaría solo por ese dinero.

Si tan solo JiMin no fuera tan cobarde, y TaeHyung no hubiera elegido mejor fecha para hacer aquello que en Halloween.

De por sí, aquel inmenso bosque, con enormes árboles, una imensa oscuridad incluso de día, junto con muchos bichos y animales ya daba miedo en cualquier otro día del año. En las festividades de Halloween era aun más espeluznante.

Sentía que el viento que emitían aquellos árboles en la negruzca noche le susurraban palabras. Y sentía una mirada fija y pesada en él mientras caminaba hacia la pequeña carpa que había montado para pasar la noche. Llevaba en sus brazos algunas ramas secas para crear una fogata que lo mantuviera caliente y también con un poco de luz. Ya que en el bosque no había postes de luz como en el pueblo. Y no llevaba consigo ninguna linterna que pudiera alumbrar un poco la noche.

Mientras más caminaba, JiMin sentía que algo o alguien se acercaba, despacio. Casi susurrando a su oído y pisando sus talones. Creía realmente escuchar un susurro que decía eres mío, ven conmigo.

Tragó fuerte mientras empezaba a sudar frío, pero mantuvo su mirada hacia el frente y siguió caminando.

Escuchó una rama atrás de él romperse y fuertes pisadas de patas de animal detenerse. Él detuvo su camino en ese momento, se armó de valor y volteó hacia atrás, girando su cabeza de izquierda a derecha. Pero no había nada, no había nadie.

Así que continuó su camino a paso rápido, rezando para que las horas pasaran rápido y la noche acabara.

Llegando hacia la carpa, formó al frente de esta una pequeña fogata con piedras y ramas. Sacó el encendedor de su bolsillo e hizo chispas. Finalmente el fuego cobró vida, proporcionando calor al rubio.

JiMin se quitó la mochila que cargaba en su espalda, y de esta sacó algunas barritas energéticas para comer. Lo único que comería esa noche serían barritas energéticas, algunas frituras y agua.

Masticando el último trozo de la barrita escuchó claramente cuando una rama al frente de él se rompía, como si alguien la hubiera pisado y un leve gruñido animal.

Su estómago dio un vuelco, y levantó rápidamente su mirada, tratando de encontrar algo con la poca luz que la fogata proporcionaba.

Pero no podía ver nada, todo estaba increíblemente oscuro y en silencio.

Su mente lo traicionó y empezó a crear escenarios imaginarios sobre algún psicópata que había escapado de algún manicomio y lo encontraba a él allí en el bosque para asesinarlo.

Soltó un suspiro y alejó todos aquellos malos pensamientos de su cabeza.

Nada de eso sucedería, JiMin vivía en un pueblo casi al medio de la nada, donde lo más interesante que podría ocurrir sería que encontraran un ciervo caminando por el pueblo.

Terminó de comer sus barritas y guardó dos para más tarde. Agarró la botella con agua y bebió un largo tragó cuando escuchó el mismo sonido de una rama romperse, esta vez con pisadas, pero esta vez esas pisadas eran rápidas y pesadas, sonaba como pezuñas contra la tierra, como si ese algo o alguien se encontrara corriendo rápidamente hacia donde él se encontraba. Se atragantó con el agua y a toda prisa guardó la botella en su mochila y se puso de pie.

Ojos Rojos O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora