Domingo, 12 de Diciembre de 1976

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Hoy es el último día antes de que las vacaciones comiencen, todo el castillo está alborotado, están alistando los últimos preparativos para las vacaciones. Ordenando las maletas, devolviendo los libros a la biblioteca, terminando los trabajos de última hora, etc.

Pandora y yo estamos en nuestra sala común sentadas en unos sillones disfrutando de nuestros últimos días. Ella pasará el invierno fuera con su familia cerca de las playas francesas. Yo no entiendo como puede ir a Francia a esas playas pero no importa. Ya me ha dado todos sus datos sobre la casa donde ella estará para escribirnos durante las vacaciones.

Sirius y yo no hemos pasado tiempo juntos desde ese día que lo vi en la enfermería con Remus. Nos hemos visto sí, pero todo muy casual, muy apresurado. Él está concentrado en su broma y supongo que hoy es su último día para hacerla. Luego nos veremos, espero, tal vez al final del viaje en tren. La verdad no estoy de humor para verlo, no se si es por él o por qué en menos de un día veré a mis padres, ¿o solo mi madre? No sé quién irá a recogerme. Tal vez solamente el chofer irá por mí.

Estoy tan preocupada por saber qué encontraré al llegar a casa que solo quiero aislarme. Hubiera dicho que me quedaría durante Navidad.

Mi baúl está listo. Todo está ordenado. Y solo estoy yo con mis pensamientos y con Pandora que está tan metida en su libro que no me hace caso. Aunque tampoco es como que tenga un tema del cual hablarle. Muero por un cigarrillo y se que ella no me dejará fumarlo aquí. Así que le digo que saldré y ella solo asiente sin quitar la vista de las páginas. Subo al cuarto y saco mis cerillos y unos cigarros de contrabando y voy por Delfos a la lechucería.

Ya estoy por los invernaderos de la profesora Sprout y directo a las afueras del castillo. Delfos está sobre mi cabeza. Sabe que no debe cagarse cuando está ahí. Y sus garras no me lastiman porque estoy usando un gorro.

Al final llego a un lugar cerca del lago pero con vista al bosque prohibido. Delfos está recostado sobre mis piernas, de pequeño le gustaba pasar tiempo ahí, y yo voy por el primer cigarro. Estoy tan estresada y enojada que ni siquiera la nicotina me está calmando.

Estoy tan... ¿molesta? Metida en mis pensamientos que no noto una mirada siguiendo cada uno de mis pasos.

No es hasta que Delfos se pone alerta que me doy cuenta. Hay un perro negro viéndome. Sus ojos no apartan su vista de mi y me siento muy incómoda.

Es un perro enorme con pelaje completamente negro. Sus ojos del mismo color pero con un brillo salvaje. Se ve limpio a pesar de que vive en el bosque. ¿Será este el lobo que escucho aullar? No, definitivamente es un perro pero aún así es gigante.

Recuerdo todas las veces que Remus y Peter me hablaron de este perro. Recuerdo que dicen que el perro es amigable pero Delfos no confía en él, porque rápidamente se va al árbol y sé que lo seguirá vigilando.

Le hago señas al perro para que se acerque. Incluso ruidos pero él no se mueve. Solo me observa. Por fin me rindo y sigo fumando. Enciendo el segundo y cuando vuelvo a ver al perro descubro que se ha ido.

Al volver al castillo ya es hora de la cena. Pero no me siento con ganas de ir. Podría seguir fumando en la habitación aprovechando que nadie estará y comer lo que queda de mis galletas con chocolate.

Pasó de largo el gran comedor. Estoy casi segura de que Pandora ya está ahí y todas las demás chicas, al igual que el resto del castillo.

Caminar por estos pasillos tan grandes cuando están tan solos te hace sentir pequeño. Puedo ver a Peeves asomarse por una esquina pero lo ignoro. Si le dijera que no tengo ganas de verlo. Eso haría que me siguiera y me molestara hasta que se aburriera.

Par de Ases /Sirius Black/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora