Día 29. Vino

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Ese día era su primer aniversario, llevaban organizando desde hace dos semanas una cena para celebrarlo desde la comodidad de su nueva casa, sin interrupciones ni nadie más, solo ellos dos.

Sin embargo, el mal nunca descansa y el hechicero tuvo que atender y solucionar un problema con uno de los tantos enemigos de la Tierra que querían atravesar las dimensiones, a pesar de que Doctor Strange terminó enseguida, en la dimensión el tiempo pasa de forma lenta y en la Tierra es todo lo contrario.

Se dieron las 2 de la madrugada cuando llegó a casa, Tony estaba cansado de esperarle y optó por guardar la cena en el refrigerador y microondas.

—Cariño —Llamó Stephen, quitándose su capa de encima de los hombros, caminando hacia su pareja a prisa y preocupado—, lamento mucho la tardanza.

—Está bien, Step —contestó Tony, sintiéndose aprisionado por los brazos de su amado que le rodeaban por la cintura, fue un gesto que le hizo ruborizarse mas no impidió que cerrara la compuerta del aparato electrodoméstico—... El mal nunca descansa, ¿no me lo habías dicho antes ya? —consultó, dándose media vuelta sobre el mismo sitio en el que estaba de pie. Topándose frente a frente a su hechicero preferido, regresándole el abrazo deslizando sus manos desde el pecho hasta el cuello del más alto— Me alegro que hayas llegado y con bien.

—Lo sé —Stephen, desilusionado por haber arruinado los planes de su noche—...pero se trataba de nuestro primer aniversario —Entristecido, recargó su frente sobre la de su amado, cerrando sus ojos.

Tony, que comprendía totalmente la situación, sonrió ante la innecesaria preocupación de su pareja, dándole un corto beso para reconfortarlo: —El vino aún está en la mesa —dijo, provocando que el pelinegro abriera ojos para verle.

En ese instante, la capa de levitación del hechicero fue quien presionó el botón de la grabadora y comenzó a hacer sonar una lenta —pero romántica— melodía. La pareja sonrió, el uno para el otro, un retraso no iba a arruinar su noche.

—Feliz aniversario, mi amor.

Las palabras de Tony continuaron, regalándole también una linda sonrisa y un guiño antes de siquiera acurrucarse en su pecho. No hubo oposición y Stephen siguió los lentos pasos de baile de su amado, abrazados en medio de la cocina a las 2 de la madrugada.

—Feliz aniversario, cariño —murmuró Stephen, cerrando sus ojos y disfrutando de la calidez del cuerpo de su amado abrazado a él.

La cena estaba guardada, pero los brazos de su amado estaban abiertos para él, había paciencia y ternura, una bella música, bailaban y al finalizar beberían una copa de vino; no había una mejor manera de celebrar su aniversario.

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TULIPÁN | IRONSTRANGE FLUFFTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora