Prólogo

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     Alemania, 31 de Octubre del 2019.

     Bella.

- Estoy dentro – murmuro por el intercomunicador.

- Haz tu magia, preciosa – responde con un toque de emoción en su voz.

     Me deslizo fuera del ducto de ventilación y caigo sobre una mesa redonda. Me mantengo agachada, mientras observo la habitación. Hay cuatro sillas alrededor de la mesa, puedo ver los apellidos que las identifican.

     Ferrec.

     Giordano.

     Tremblay.

     Jones.

     Sonrío de lado, sintiendo una punzada en el pecho. Es un golpe de familiaridad que aumenta mi frecuencia cardíaca y provoca una leve sudoración en mis manos. Bajo de la mesa redonda y veo los cuadros que adornan la habitación, también distingo un archivero a un lado. Este lugar es mucho más acogedor y minimalista que la antigua habitación de juntas.

     Camino hacia los archivos, abro el primer cajón y me fijo en las letras, en este están de la A a la E. Bajo hasta el cajón número cuatro y me encuentro con las letras de la O a la S. Me concentro en buscar la letra P, hago un último esfuerzo y consigo la carpeta.

     "Propiedades privadas"

     Sonrío nuevamente. Ellos no han cambiado en este aspecto, siempre les ha gustado organizar todo en carpetas. Abro la carpeta, enciendo una pequeña linterna y comienzo a escanear la información con mi celular. Al estar en el nuevo edificio de juntas del nuevo Concejo, sé que toda la información dentro de estos archivos es sobre los movimientos que han tenido como Concejo estos últimos seis meses.

     Las propiedades privadas dentro de la carpeta son los inmuebles de los edificios del Concejo. Uno en Alemania, otro en Italia, Francia, Inglaterra y Grecia. El último no me sorprende, pero sí me hace sonreír, sintiendo una calidez en mi corazón.

     Marco y yo hemos vivido por seis meses en Grecia desde nuestro exilio. Aunque ambos decidimos mantenernos aislados de todos, se siente gratificante el que nos incluyan en estos planes, de hecho, también me hace sentir algo culpable. Nuestro plan ya está en marcha y no hay vuelta atrás.

     Lo siento, chicos, pero Alemania es nuestra.

     Cierro la carpeta al terminar el escaneo, la devuelvo a su sitio y cierro el archivero. Me subo nuevamente en la mesa redonda y saco un gancho de agarre de mi bolso. Lo ajusto en la entrada del ducto de ventilación y subo por la cuerda. Finalmente, cierro la ventanilla y gateo hacia la salida. Coloco la linterna en mi boca para poder ver en el camino.

     Llego a la ventanilla de salida, la abro con facilidad y salgo invicta, completando la misión. Saco el destornillador de mi bolso y ajusto los tornillos de la ventanilla. Respiro el aire frío de Alemania antes de correr tres cuadras abajo. Visualizo la camioneta estacionada y corro hacia ella con una sonrisa en el rostro. Entro en el asiento de copiloto y observo a Marco, moviendo mis cejas.

- Misión cumplida.

- Eres fantástica – se acerca a mí y besa mis labios con lentitud –. ¿Estás lista?

- Por supuesto que lo estoy – beso una última vez sus labios.

     Marco enciende el auto y conduce hacia el punto de encuentro. Mientras lo hace, me encargo de enviar la información a nuestro pequeño equipo de producción. Ellos prepararán todo para filtrar la información a la policía.

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