Capítulo 33

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COMENTARIO ESTRELLA (03/11/2021) lucecita3 Aqui va la sinceridad.. admito que he hablado con otras escritoras.. pero Ninguna se te compara, ninguna me hace reír tanto como vos ya sea en tus historias o con tus comentarios. Me gusta mucho hablar con vos porque sos humilde, te prendes al debate y explicas cosas que por ahí yo desde este otro punto no cazo. Recomiendas historias y estás siempre disponible para el diálogo. Sos mi más favorita de verdad verdadera sos mi mas favorita y te ailoveo mucho más cuando me das tus tan queridos spoiler

(Este tipo de chupada de medias quiero, no es que necesite que me suban el ego... bueno si, haganme creer que soy la mejor del mundo ¡POR FAVOR!)

Capítulo 33| No tengo novia.

Cuando ya tenía todo en mi mochila, mis energías esparcidas por el auditorio y las pocas ganas de vivir en el tacho de basura. Me puse en marcha hacia la puerta sin prestar atención a el dolor de espalda que me estaba amenazando con no dejarme dormir en la noche. Como no ganara los puntos extras, iba a quemarle el colegio a el señor Vargas, así tuviera que usar alcohol en gel. Había visto los suficientes documentales como para saber la forma adecuada de no dejar huellas. 

No pensaba despedirme de nadie, cuanto antes desapareciera de ese lugar, antes llegaría a casa a revolcarme en mi miseria. Necesitaba un perro, había escuchado que las mascotas ayudan a el mal humor. Era una lástima que papá fuera alérgico. Crecí sin mascotas, los niños no deben crecer sin mascotas. Luego terminan robando animales de la calle, como a Rodolfo. La rata de alcantarilla que llevé a mi casa con cinco años. Jamás olvidaré como mi madre me llevó al basural del pueblo para que la dejáramos en libertad. Rodolfo hubiera sido feliz conmigo.

—¡Lúa!

Rodeé los ojos sin voltear. 

¿Qué le pasaba hoy? Tenía unas ganas de hablar que eran estresantes. O quizás lo que era estresante, fuera el hecho de que me hacía sentir mal conmigo misma. 

Volteé cuando el sonido de sus trotes se escucharon a pocos metros de mi. Ashton me sonrió desde antes de llegar y ralentizó sus pasos hasta detenerse frente. 

—Luego de ignorarme por semanas, ¿ahora me sigues? —suspiré y me di la vuelta para seguir caminando.

1...

2...

3... 

Segundos y él llegó a mi lado.

—Vamos para el mismo sitio —comentó sin haber cambiado su buen humor —. Así que pensé en que podríamos ir juntos.

Le di una mirada fugaz. 

—Yo voy a mi casa.

—Y yo voy a tu casa.

Giré la cabeza y lo observé confundida. Ashton no me observó, su mirada estaba fija en el final del pasillo.

—¿A qué vas a mi casa? 

Una sonrisa apareció en su rostro. Una gran sonrisa. Ya me estaba preocupando tanta felicidad de su parte. 

—Tu papá me ha dicho que el auto está listo. Pasaré a firmar los papeles y me lo llevaré.

Ahora entendía su felicidad. No dije nada, tampoco era como que odiara al chico o algo parecido.

Volvimos en autobús, porque Annaí ya había vuelto a su casa. Ashton pagó mi pasaje, a pesar de que le insistí que no quería. Tuve que ceder cuando el chofer me miró de mala gana y tomó el dinero de Carter sin preocuparse por los deseos de una mujer independiente que anhelaba pagar el maldito pasaje. Luego tuve que soportar a un bebé llorón que pasó la mayor parte del viaje queriendo arrancar los pines de mi mochila. Y la charla totalmente absurda que Ashton mantuvo con la abuela de dicho mocoso. Donde ella no dejaba de decir lo linda pareja que éramos y que nuestros hijos serian muy guapos. Ashton le siguió la corriente a tal punto que la mujer terminó creyendo que nos casaríamos en tres meses y que le llegaría una invitación de nuestra parte. 

La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora