❝ Donde Nayeon es la omega más deseada del momento y Mina es una delta solitaria ❞
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❅ Ꮋistoria original...
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— Si, sí... No se ha levantado, no sé cuánto tiempo ha estado en el nido. No... No, no sé exactamente cuándo lo hizo.
Jinsoul abrió un poco la puerta para mirar hacia la cama, apretando los labios al ver cómo el cuerpo hecho un ovillo bajo las sábanas se retorció levemente.
— Está dormida ahora, estuvo llorando por un buen rato hasta que durmió.
Habían pasado las horas, era casi la medie tarde, Sana no había regresado y tampoco contestaba ninguna de las, mínimo diez, llamadas que le había dejado, ni había leído los mensajes.
Escuchó al médico suspirar al otro lado de la línea.
— ¿Todavía no la marcaste, Jung?
Sonaba brusco, como si estuviera enfadado. Jinsoul se estremeció, negando suavemente con la cabeza.
— No —Apenas pudo decirlo, bastante bajo.
— ¿Qué esperas?
Apretó los labios otra vez. Jinsoul no quería hablar, no quería hacerlo. Pero tenía qué.
— No quiero marcarla sin que ella quiera —Dijo la primera excusa que se le pasó por la mente.
— Si te refieres al tema del amor, Jung, eso puede esperar, pero la vida es algo más importante —Habló el médico, ya no sonaba tan molesto—. Ya tendrán tiempo para enamorarse, pero para eso Nayeon tiene que sobrevivir, debes hacer el lazo.
Jinsoul negó frenéticamente, por más que el doctor no la viera.
Sin querer decir nada más, la joven alfa colgó, se giró a la puerta y la miró un momento antes de entrar a la habitación.
Se acercó a la cama, viendo el tranquilo vaivén de la respiración de la omega.
Jinsoul apoyó con delicadeza una mano en el hombro de la castaña, temía que con un toque podría romperla en cualquier momento, aunque en realidad no sea así.
— Nayeon... Despierta, tengo algo importante que decirte... —Movió un poco su cuerpo, pero la chica no reaccionó—. Nayeon... ¿Nayeon?
Se sintió mareada, una sensación inexplicable se formó en la boca de su estómago.
Corrió las sábanas que la cubrían, viendo la tranquilidad del rostro de la omega al dormir, cómo sus labios se movían un poco con su lenta, casi apagada, respiración.
Jinsoul apoyó el dorso de su mano sobre la mejilla de la omega, estaba fría, muy fría.
Nayeon ya no tenía rubor en el rostro, al contrario, su piel casi parecía papel, con oscuras y moradas ojeras bajo sus ojos, además de sus labios tenían un ligero tono azulado.
El corazón de Jinsoul se aceleró por la preocupación, la chica se veía mucho peor que antes.
Tembló en su lugar, apretando los puños sin dejar de mirar el cuerpo de Im, su boca se secó. Ya no tenía opción.
