A veces se levanta el polvo, pero no pasa nada, está bien.
Es normal que aunque esta casa sea nueva, tenga muebles antiguos.
Unos más bonitos, otros menos.
Supongo que mientras haya fuego de sobra para calentarla, todo irá bien.
Tal vez sea esa la moraleja del castillo ambulante, quién sabe.
Y a lo mejor quiero precipitarme, que el tiempo vaya más rapido, y a la vez más lento cuando nos encontramos, pero aprenderé a esperar.
Aprenderé que todo pasa a su tiempo. Bueno, lo estoy haciendo ya, o al menos eso intento.
Y crezco.
Por eso sé que aquí las piezas sí que encajan.
Sé que la guitarra suena, torpemente, pero suena, y poco a poco, a cuatro manos, aprenderemos a tocarla.
A acariciar sus cuerdas y que canten la melodía de dos almas que no chocan, se encuentran.
A susurrar la letra, hecha a base de risas y silencios.
Y seguiremos caminando.
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la parte bonita de todo esto.
Aléatoirecuando cesa la tormenta escribo aquí sobre todo aquello que quiero, admiro y disfruto. (sobre todo sobre elle, no os mentiré).