Matias un rico y prepotente pelirrojo de ojos verdes que estudia en el mejor colegio para resolver un caso en canada pero lo que nadie sabe es que el es diferente, el no es lo que aparenta, siempre tuvo todo planificado hasta qué vino ella, la chica...
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Me levante por la extrañesa de no sentir a nadie, abro los ojos y me encuenro a Gabriel con libro de cumbres borrascosas, mientras me ve atentamente.
-Eso es acosador de tu parte- hablo al ver qué me mira atentamenta sin importarle qué ya la noté.
Viste un pantalon de color negro de licra conjunto a un top de manga larga negro entero de brazos haiendo notar lo blanco de su cabello.
-Yo puedo ver lo qué yo quiera- responde con suficincia retomando su lectura.
-No es cierto solo debes de verme a mí, tu único hombre-argumento enlocuentemente.
-Como digas simplon- me dice haciendome sonreir, al menos le intereso.
-Yo solo te veo a ti-le respondo
Alza la mirada y nos vemos fijamente hasta qué sonriendo niega.
-Éso es bueno- responde para estirarse.
-Voy a ir de viaje, pero ocupó un satélite en la agencia para la qué trabajas, ya qué es un puto chiste qué seas estudiante-me dice en lo qué se sigue estirando.
A lo qué llego a las conclusiones:
-Primera¿Por qué te vas de viaje? te lo prohibo-digo
-Segunda ¿No te preocupa qué me sienta utilizado?-vuelvo a comentar burlesco por su actitud.
-Y tercera estas siendo una grosera- me quejó ya enojado.
Me mira atentamente para soltar una risilla qué logra relajarme.
-Contigo soy la mayor grosera pero nadie se queja- dice la chistosa como sí no los matara.
-Y no preguntaras por mis sentimientos- la cuestionó.
-No es necesario- me responde, enojandome su falta de apatía.
No la miro pero siento su mirada y cuando pasan ya varios minutos, escucho un resoplido.
-¿Cómo te sientes?- pregunta en un gruñido.
-Es qué no te importó y sí el loco del instituto me quiere matar a parte no estamos seguros-le digo aunqué me preocupe en lo más mínimo.
Me ve por largos minutos hasta qué niega chistosa y suelta un pequeño suspiró.
-Y qué quieres, tú me narraste los hechos pero no lo qué sientes- me analiza la grosera con cara interrogativa.
Aquí sabemos que ella es la seca en la relación.
Negando y chasqueando la lengua le respondo por lo qué todo hombre haría.
-Dolido y sí me matan quién estara contigo, donde quedara nuestra boda- digo consternado ya espantado por mí misma ocurrencia.
