One Shots ;; Harry Potter world

04. Ronald Weasley

Dos semanas, era el tiempo transcurrido desde la muerte tan trágica del joven Cedric Diggory, y su hermana Lía estaba igual de destrozada que aquel día en el que lo vio caer sobre el suelo con su piel pálida y con sus ojos sin aquel destello tan particular y lleno de vida.

No salía de su habitación hacias días, tenia platos de comida sin terminar apilados en su escritorio, había ropa tirada por todas partes y sus cortinas seguían cerradas, dejando la habitación en una oscuridad casi total si no fuese por la poca iluminación de aquella vela blanca que estaba encendida a un lado de la puerta. La joven castaña no era la misma y sus amigos lo sabían, porque ya no brillaba de la manera tan peculiar en la que solía hacerlo.

Lía estaba acostada en su cama, enrollada en sus cobijas con sus ojos cerrados y su rostro enrojecido. Por su mente se reproducía cada uno de los recuerdos que tenía con el, ya fuesen tristes o felices, imaginando cada una de las situaciones en las que el le haría falta. Se lamentaba ingenuamente pensando en qué tal vez, si ella no le hubiese dado su aprobación para participar el no lo habría hecho y seguirá con vida.

-Lia- le llamaron desde el otro lado de  la puerta, pero ella no contestó ni se movió de su lugar, por lo que la persona del otro lado suspiró y abrió la puerta.

-¿Que es lo que quieres?- pregunto con su voz rasposa sin siquiera molestarse  en ver a aquella persona.

-Te he traído comida y vine a ver cómo estabas- dijo aquella peculiar voz. Lia saco su rostro de  las  cobijas y miró al pelirrojo parado al lado de la cama.

-No deberías estar aquí, te pueden regañar- le reprochó sorbando su nariz. El joven alzó sus hombros y se sentó a su lado.

-Realmente no me interesa el castigo, me interesa más que comas- respondió mientras le mostraba el plato de comida -Te he traído algunas de tus comidas favoritas, vez- dijo señalando el plato.

-Gracias, puedes dejarlo por allá e irte-

-No me ire- declaró firmemente el pelirrojo.

-Tampoco es como que te lo esté preguntado Ronald- dijo mientras se daba la vuelta dándole la espalda.

-Yo te estoy avisando-

-Quiero estar sola Ron, por favor- le pido la castaña, pero el pelirrojo no respondió solo la desenrolló de sus cobijas -¡Oye qué haces, tengo frío!- se quejo la castaña ante tal acción.

Pero Ron no le dijo nada nuevamente solo se arropó junto a ella y se recostó a su lado. Hizo que ella se diera la vuelta y la abrazo por sus hombros acedándola a él.

Lia desconcertada lo abrazo por su abdomen y recostó su cabeza en su pecho sintiendo su calidez y respirando aquel peculiar aroma a canela y dulces que el joven siempre portaba.

-No te dejare sola, si quieres no hablaré solo te  abrazare hasta crea que sea necesario- le dijo acariciando su cabello sintiendo como ella comenzaba a sollozar.

-Lo extraño tanto- murmuró contra su pecho abrazándolo más fuerte.

-Lose Lia, lose- respondió acariciando su espalda.

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