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SeokJin siente que las piernas le tiemblan cuando JungKook deja caer finalmente su peso entre sus muslos, a pesar de ser cinco años mayor que el joven Alfa sigue teniendo el cuerpo de un Omega. Incluso si es anormalmente alto y de constitución poco delicada lo cierto es que su cuerpo es débil ante los Alfa. O quizás debería especificar que solo aplica con el que está encima de él.

Por supuesto, está acostumbrado a vivir rodeado de Alfas e incluso Betas. El departamento en el que vive se mantiene únicamente gracias a los esfuerzos en conjunto de otros dos Alfas que aportan lo necesario para poder vivir lo más cerca posible al campus universitario, e incluso así han tenido que recurrir en algunas ocasiones a rentar la habitación que ocupaban de almacén-estudio para que sus compañeros pudieran fumar a gusto y realizar otras actividades de las que no estaban orgullosos.

La vida es cara y ellos no son ricos, guapos sí, pero eso no paga las cuentas ni lleva comida a su refrigerador. Así que su departamento se ha convertido en una especie de Rincón para Desesperados cuya fama se extendido del boca en boca entre sus compañeros. 

Han tenido grupos de muchachitos que lo único que quieren es fumarse un buen porro de marihuana y YoonGi, su mejor amigo y uno de los Alfas que vive con él, siempre tiene, por lo que han armado un combo de horas por consumo; la única condición es que solo puede utilizarse los viernes. Incluso tienen un rincón donde colocan los cojines mullidos que después botan en el suelo de su pequeña habitación para que estén más cómodos. Y eso parece funcionarles, así hay más espacio para más gente y por ende más consumidores. 

Luego tienen los horarios dos veces por semana en que NamJoon, el otro alfa con el que viven, da clases de regularización. Son grupos pequeños comparados con los fumetas pero pagan mejor y ensucian poco. 

 SeokJin en cambio aprovecha para venderles comida mientras se encuentran ahí, es más popular con sus postres pero al ser más caros no vende tan bien como desearía. 

Así pues, el departamento que se ubica a tres cuadras del campus, en el edificio blanco de 6 pisos cuyas ventanas dan hacia un parquecito, en la puerta que tiene pintado en dorado un 4A, ha visto desfilar a más jóvenes de los que debería. Del mismo modo es como SeokJin terminó conociendo a JungKook. 

JungKook era del grupo de NamJoon, acudía a clases particulares para poder sacar a flote su primer año en la universidad. SeokJin desconocía de qué eran las clases y si realmente eran tan difíciles como el más joven pregonaba. La mayor parte del tiempo SeokJin lo había tenido en su cocina, sentado en un taburete alto frente a la barra que separaba la cocina de la sala, meciendo sus largas piernas en un gesto que el Omega encontraba adorable.  Contando entusiasta su día y actividades mientras esperaba a que le sirvieran un plato de lo que fuera que SeokJin estuviera cocinando. 

—Ese mocoso ni siquiera es un poco sutil al cortejarte —declara YoonGi en una ocasión. Ambos están acostados en el sillón mirando una película en una página dudosa pero gratuita. 

—Te estás confundiendo Gi, JungKook será un omega cuando se presente, ¿le has mirado esa adorable carita que tiene? Es por eso que está tan apegado a mí. 

YoonGi se ríe en su cara, como si no pudiera creerse lo ingenuo que es su amigo. 

—¿Oh? ¿En serio lo crees? Entonces no habrá problema si te perfumo —tararea divertido el Alfa, girándose de medio lado para poder encarar al Omega. 

SeokJin lo mira, el rostro calentándose bajo el escrutinio de los ojos castaños, incapaz de reaccionar cuando las muñecas de YoonGi van a parar a su cuello, justo la zona bajo su mandíbula donde están más expuestas sus glándulas aromáticas. 

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