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En un antiguo pueblo donde siempre era invierno, se estaba viviendo la temporada más helada y fría de todas. Sus habitantes preocupados buscaban leña, ganado, refugio y el suficiente alimento para resguardarse por la dura época que se aproximaba. Era difícil el tener que sobrevivir cuando los días se volvían mas helados que el anterior, pero menos que el siguiente.

Chifuyu comprendía el porque todos los adultos se apuraban tanto capturando algunos cerdos, vacas y gallinas para ser su alimento, comprendía porque las mujeres se aseguraban de tener todas las mantas y ropas abrigadoras lavadas y porque otros más estaban desesperados talando árboles para conseguir leña para sus chimeneas. Chifuyu comprendía que a pesar de tener 10 años debía de ayudarles.

­—Hoy es noche de luna llena, saben lo que debemos de hacer.

Escucho el rubiecito, junto a algunos chillidos de un cerdo que estaba siendo atado en el centro del pueblo. Una pequeña niña lloraba desconsolada sintiendo pena por el indefenso animal.

—Hey, mejor que el lobo se lo coma a el, que a ti ¿No crees?

Dijo el mismo adulto de antes sonriéndole a la pequeña para que se calmara. Después continuo con su trabajo. Chifuyu solo siguió cargando el balde vacio que llevaba consigo y se marcho.

Pocos conocían el nombre de su aldea, pero muchos sabían de las atrocidades que ahí ocurrían. Su madre siempre le decía "No hables con extraños. Ve a recoger agua y ve directo a casa." Chifuyu trato de ser obediente y seguir sus palabras, pero había una persona que siempre interfería con ello. Baji Keisuke.

—Oi, Chifuyu. Vámonos ya.

Chifuyu no se pudo negar. Tomo la mano del muchachito pelinegro y corrió hacia los interiores del bosque, donde aun podía sentirse cierta calidez a esa hora del día. Entre los arbustos decidieron esconderse y mirar atentos a lo que sería su presa.

—¿Trajiste el cuchillo?

Pregunto el de ojos verdes. Baji asintió y en el mismo tono bajo y de susurros saco una daga larga y afilada de su chaleco de piel.

—Aquí esta... Mira, esta por caer.

Menciono el mas moreno observando como un pequeño conejo blanco entraba curioso y hambriento a la trampa que había montado con el que era un año menor que él.

El conejito entro y la jaula hecha de ramas se cayo dejándole atrapado. Ambos niños sonrieron, habían logrado su objetivo. Se pusieron de pie y corriendo fueron directo a la jaula. Baji la abrió y Chifuyu cargo en brazos al pequeño animal.

—¡Es blanco como la nieve!

Soltó el menor, el contrario solo sonrió acercándole el cuchillo al cuello.

—Serás unas botas para mi.

—Mátalo ya, Baji.

—Mátalo tu, Fuyu.

Los dos pequeños niños adoraban cazar animales, pero jamás tenían las agallas de asesinarlos. Jamás llegaban tan lejos, bastaba con cazarlos y después de un rato dejarlos ir sin más. Nunca creyeron que eso un día cambiaria...

7 años más tarde...

Chifuyu ya siendo un adulto en su totalidad andaba por el bosque ocultándose entre los árboles, observaba enamorado a un joven apuesto y fuerte de largos cabellos atados con una cuerda delgada y negra.

Este gruñía mostrando sus afilados colmillos mientras con fuerza dejaba caer el hacha azotándola contra un enorme roble que yacía en el suelo infestado por la nieve.

—Oi, Keisuke-kun. Eso seguirá ahí después del almuerzo, para un rato ¿Si?

Decía Shinichiro a lo lejos mientras se reunía con el resto para almorzar. Baji solo asintió de mala gana y dejo el hacha clavada en un tronco para ir a por su pañuelo. Se limpio sus manos con este y un poco de agua, dio vuelta y se dirigió hacia donde yacía antes su herramienta. Al no encontrarla tuvo un mal presentimiento... En silencio avanzo adentrándose en el bosque y de pronto observo como la figura delgada y delicada de un chico rubio salía de un gran árbol jugueteando con el hacha que antes tenía en sus manos. Una gran sonrisa apareció en sus labios.

—Dame eso antes de que te lastimes, Fuyu.

Acerco su mano dispuesto a tomarla, pero el menor la ahuyento con la misma sonrisa ladina que el contrario.

—¿Qué me darás a cambio, huh?

Baji guardo silencio. Deseaba besar y arrinconar al menor contra uno de los arboles, pero el recuerdo de una charla apareció en su mente.

—¿Qué no estás enterado...? Tu boda con Takemichi es un hecho.

Chifuyu guardo silencio. Era una realidad que su familia desde siempre estuvo esperando el acuerdo entre los Matsuno y los Hanagaki pues estos eran una familia adinerada.

El chico de la capa roja.- BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora