Capitulo Uno.
Nunca me senti parte de este tiempo en realidad. Esa mañana en especifico algo habia cambiado, no sabia explicar exactamente que, pero algo habia cambiado.
Me levante de mi cama, me vesti y me fui a la Preparatoria. Era un lunes, ese dia empezabamos con clase de física y habia olvidado hacer la tarea asi que llegue temprano para pedirsela a algun compañero.
Cuando entre al salón de clases estaba vacio asi que me acomode en una butaca de las del fondo y saque mi libreta, en ese momento entro ella.
Definitivamente ella era mi definición de perfección. Tenia el cabello negro, largo y alborotado; una sonrrisa amplia y dientes muy blancos. No llevaba aretes o joyeria, pero no la necesitaba. Ese lunes ella llevaba puesta una blusa naranja, jeans y tenis, pero a mi me parecia que nunca habia estado mas hermosa.
Tengo un coeficiente intelectual muy elevado a comparacion del promedio, a los 8 años aprendí a resolver problemas con métodos numéricos y entonces apenas descubria mi potencial. A los 12 di por terminado un proyecto que duro 3 meses: crear mi propio idioma.¡Dios! Cree mi propio idioma y, ¿no tenia ni una sola palabra para decirle a ella?
Estaba intentando pensar en algo para decirle cuando escuche su voz.-Oye, ammm Héctor, ¿Verdad?-
-Si hola ¿com...-
-¿Tienes la tarea de física?-
Su interrupcion me habia hecho sudar frio.
-No, este...- y otra vez, me interrumpian. Esta vez fue Erick.
-Hola Ana, toma, aquí esta la tarea- dijo con una sonrisa triunfante.
-Gracias, eres un sol- y diciendo esto lo beso en la mejilla.
Lo odiaba, como odiaba a ese chico.
Desde que nos conocimos teníamos una rivalidad no escrita pero si explicita. Era obvio que yo no lo soportaba ni el a mi. Erick siempre fue un chico muy dedicado para todo, aunque su potencial era limitado, lo daba todo en cualquier proyecto en el que se ponía a trabajar. Yo tenia el potencial, pero nunca fui del todo dedicado con los estudios.
Siempre preferi las historias, me encanta crear historias. Como esa en la que mi cerebro decide funcionar para poder decir algo inteligente enfrente de Ana, o aquella en la que soy un dictafor sanguinario. Incluso yo me burlo de mi, nada de eso pasara.
Cuando comenzó la clase yo estaba inmerso en mis pensamientos, pero la llegada de Marcos, mi mejor amigo, me hizo volver a pisar tierra.
Marcos era de esas personas que tienen problemas para medir el impacto de las cosas que dicen. En mas de una ocasión me resulto inútil pedirle discreción, pues siempre subia su todo más de lo debido y terminaba por arrastrarme a una situación bastante vergonzosa, pero a pesar de eso, era la única persona en el mundo en la que podia confiar. La única persona qie me hacia sentir normal.
Despues de clase de física, en clase de matemática, toda la atención de la clase se fijo en mi, resolvi una integral trigonométrica que el maestro puso en el pisarron para "asustarnos" diciendo que era lo minimo con lo que nos encontrariamos en la universidad, por supuesto que no era un trabajo dificil para mi, sin embargo parecia que mis compañeros acababan de ver un fantasma. Bieno, no los juzgo, la mayoria de ellos apenas puede hacer una división sin usar una calculadora.-No se como es que no estas en Harvard o algo asi- dijo Marcos mientras saliamos junto con la multitud después de la ultima clase del día -eres algo así como un genio- tenia una cara pensativa, tal vez imaginaba como seria si yo hubiese elegido irme.
Marcos era alto y robusto mientras que yo, bueno yo lo miraba la maroria del tiempo desde abajo.
-Me pregunto si... - abri bien los ojos, por un momento crei que estaba soñando, no me podia mover, mi
respiración se entre corto y mi corazón latio mas rapido que nunca.
ESTÁS LEYENDO
Un Adan en el fin del mundo
Science FictionHector no es un joven normal. Con una inteligencia por encima de lo normal, no existe proble que, académicamente, pueda quitarle el sueño. Sin embargo para la vida personal siempre tiene que recurrir a Marcus y Lili, sus mejores amigos. Un buen día...