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—¿Alphys que te dijo? —Fell preguntó cuándo salieron del lugar y se dirigían hacia el laboratorio.
—Me dejó como veinte mensajes. Pero aceptó que fuéramos siempre y cuando le llevará el tomo del manga que le debo.
—¿Lees manga? —le miró incrédulo mientras ignoraba las quejas de Toriel de fondo.
—Claro. ¿Tú no?
Giraron a ver a Toriel que intentaba salir de la casa pero Carrot la retenía.
—¿Qué tanto le cuesta cerrarle la puerta con magia?
—Eso es mucho trabajo, amigo.
El de ropas góticas no aguantó más. Le cerró la puerta en la cara a Toriel y le puso todos los seguros.
—Ya vámonos de una buena vez.
Sus dos compañeros se vieron a la cara.
—A veces es más práctico su método no te lo puedo negar. —Carrot habló para acercarse.
Observaron por un momento a Frisk quién se abrazaba así mismo y mantenía sus piernas contra su pecho.
—Ni se les ocurra quitarle el ojo de encima. —volvió a recordar Fell.
Al llegar al frente del lugar Fell sintió la nostalgia de volver a ver a Alphys. La verdad no tenía una buena relación con ella, más que nada porque le parecía insoportable.
Aunque sabía que era la del universo original y no la que conocía no pudo evitar recordar los breves momentos que compartieron.
Pensó que sería bueno tener una ayuda de más. Quería evitar que volviera a pasar lo mismo cuando la niña escapó.
Volvió a echarle un vistazo a Frisk.
—¿Sa-sans? —la voz de la científica le hizo voltear a ver como hablaba con ella. —¡Ya mismo los-los dejo pasar!
La conexión que tenía a través de una pantalla se terminó.
—Es raro ver a Alphys así. —dijo Carrot.
—Heh, me imagino. ¿La de tu universo es la que tiene la personalidad de Undyne, no?
—Sí.
La puerta se abrió.
En el momento de entrar todo estaba completamente oscuro.
—¡No otra vez! ¡Denme un mo-momento! ¡Lo-lo siento mucho!
—Oye rojito, ¿Seguro que Toriel no le puso nada a la tarta? —preguntó Carrot en el momento que se quedó todo en silencio.
—No empieces de nuevo con eso. Ya te dije que era una broma. Si sientes algo seguro es tu cabeza.
Sans rió.
—Yo tú no me confiaría mucho de todas maneras.
En eso volvió la luz en el lugar y las máquinas empezaron a hacer ruidos algo irritables.