Fue aquella noche, en el mismo bar de siempre, con las mismas personas de siempre, estaba por irme pero entonces llega un hombre hambriento a punto de congelarse, era de cabello negro y corto, lampiño y con un traje de oficina, piel clara y ojos claros, lo hicimos pasar y lo llevamos a la chimenea, fue entonces cuando mi madre llamo, enojada me dijo -!Caperuza,? porque no haz llegado!? - Le conté el imprevisto solo que no me creyó así que opte por colgar, siguió llamando pero no conteste, al ver que el hombre estaba un poco mejor le empezamos a preguntar qué de dónde venia, como se llamaba, que edad tenia, y así. Nos dijo que tenia 34 años, venía de california y no nos dijo su nombre, nos dijo que prefería que le dijeran el lobo, después de que se repusiera le invite a un trago para averiguar mas sobre el, se sentó y pregunto - Que hace una chica tan linda como tu en este bar? - Le dije que desde que cumplí la mayoría de edad iba a ese bar una vez a la semana, me dijo que se había escapado de la prisión al norte de California por un delito que el no había hecho, le dije que me tenia que ir así que no pude seguir escuchando mas sobre el.
Al llegar a casa mi madre estaba muy enfadada, le dije que al siguiente día hablábamos de aquello pero no accedió y me hizo sentar el el comedor con mi padre al lado, ambos me dijeron que si iba a estar a esas horas en la calle entonces no iba a poder seguir saliendo, le dije que al yo tener 23 años podría salir y entrar a la hora que quisiera, mi madre se levando y me dio una bofetada en la mejilla izquierda, mi madre subió a su cuarto mientras mi padre se quedo pensando en el comedor sobre sus problemas económicos, fui a dormir pero no dejaba de pensar en aquel hombre, tenia curiosidad sobre su historia y como había llegado a este pequeño pueblo en el sur de Estados Unidos así que al otro día no tenia energía para salir a la universidad, pero en esas llega mi madre a levantarme para ir a mi universidad, me aliste, desayune y salimos.