39. Veintiún horas

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Lucy

-Hola mi consentida, sí, ¿Quién es mi bebé? -le hablo a mi cachorra a través del celular. La veo levantarse y dejar a sus crías de lado para oler y lamer la cámara del teléfono de mi hermano.

-No, ¡Chispa! Me babeaste todo el teléfono. -Alex se queja limpiando el aparato contra su camiseta. -Asco.

Ruedo los ojos y me río.

-Deja de reírte, Lucila. La baba de tu hija no es nada agradable.

-Cállate Alexander y déjame ver a mis nietos de nuevo.

-No, dile a Derek que lo haga. -se pone de pie y corta la llamada. Sin embargo, no tarda en aparecer por la cámara de Rubén en la cocina.

-¡Derek ni siquiera me quiere hablar! -me quejo lo suficientemente alto para que mi hermano menor me escuche.

-Tarde o temprano lo hará, pulguita. Solo es que todavía te tiene miedo.

-¡Eso no es cierto! -escucho al susodicho a lo lejos.

-¡Llevas sin hablarle un mes, Derek! -Rubén responde a lo alto.

-La etiqueto en memes. -dice dando la cara en la cocina.

-Eso no es hablarle.

-Para mí lo es.

-Yo solo quiero saber qué fue con Debi. -inquiero en voz alta.

-Supongo que como debería estar. -finalmente lo veo acercarse a la cámara y robar una de las papas fritas que Rubén está friendo.

-¿Y eso qué significa?

-Ya lo hablamos, fue una larga charla y dejamos en claras las cosas. ¿Seguimos siendo novios? sí y no. Ya no hablamos como antes, se está centrando en lo que debe, lo cual era mi objetivo, pero sé que no fue una ruptura total, aunque se siente como que sí.

-Eso no tiene mucho sentido, pero bueno...

-Por quien deberías preocuparte es por Dan, está algo deprimido por lo del tema de su no-sé-qué que parece ser su novia, pero no lo es. Tampoco su situación luce entendible.

-¿Qué sucedió con Nora? -frunzo el ceño.

-Creo que es porque ya le ha pedido ser su novia oficialmente en varias ocasiones y por alguna razón, ella le sigue diciendo que no. Parece que ya se está rindiendo. -Alex aclara mordiendo una manzana, sentado en un taburete de la isla.

-Parece ser que será su primera decepción amorosa. -Derek murmura. Rubén parece darle una mala mirada. -¿Qué? No es mi culpa que te sientas identificado.

-¿Sabes qué? Sal de mi cocina. -le pide señalando la salida.

-Esta también es mi casa, pero me iré solo porque quiero, no porque tú me lo pides. -le roba otra papa frita y se retira.

-Te dije que tarde o temprano te iba a hablar. -Rubén retoma la palabra y sigue en lo suyo. -Por cierto, el viernes nos llegó nuestro ejemplar de la revista. Te ves increíble en esas fotos.

-Gracias Rubén. -sonrío.

-Opino lo mismo. -continua Alex. -Por poco y no te reconozco, hicieron buen Photoshop para borrarte lo fea. -se burla desde su lugar. Así que le saco el dedo medio. Él me devuelve el gesto mientras Rubén ríe.

-¡Llegó el Roberts favorito de la familia! -La voz de Tomás suena de repente, al igual que un grito infantil. -Tú también eres la favorita, hija. ¿Qué hacen? -pregunta finalmente asomándose en el campo de visión de la cámara del celular.

Sin Mis Chicos (SC Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora