1

6 0 0
                                    


Dillon se encontraba descansando al pie de un árbol, en el atardecer de un dia hermoso  sobre un acantilado, encarando derecho a  las doradas costas de Fithkara, el sol se cernía cierto sobre el horizonte del bravío mar nublado, a vísperas de estar ocultándose, inundando el firmamento con menguante luz.

Dillon, con su sombrero de ala ancha emplumado, cubriendole el rostro, yacia aun inmóvil, en paz, contemplando lo que en el paradisíaco mundo de Ethonia era un espectáculo diario, todo esto mientras las aves cantoras elevaban su trino al cielo bañándolo de un canto digno de admirable audición

Un recuerdo, una vision fugaz se cruzó por la  serenada mente de nuestro personaje obrando de impulso que lo llevó a quebrar aquella quietud. Él alzó su mano y corriendo el colgante dentado que pendía de su cuello introdujo su mano izquierda bajo la chaqueta de cuero marrón. Extrajo de allí una pequeña caja, forrada de una gamuza azul, y surcada por líneas claras.

Dillon alzo la vista, puso especial atención en la caja, y tras levantar su mano, la interpuso entre él y la magnífica vision del firmamento. Alli mismo, sin mas preámbulos, la abrió, desde dentro, como una fuentecilla de luz, brotó un pequeño resplandor, guiñando levemente en sus indomables ojos.

Envuelto en serena actitud, se paró, y erguido fué que el dignamente la depósito sobre una losa de piedra, no muy lejos de él
La dejó encima con un peso y cuidado claramente visibles, quiza estaba conteniendo algo, algún sentimiento que venia de lo mas profundo de su conciencia? Memorias de una época que ya solo formaba parte de los vastos registros de historia? Quiza Habrá escuchado voces, de quién o quienes habrán sido? Serán de los mismos rostros que le inundaron la memoria? Acaso suyos eran también las risas, llantos y gritos que los acompañaban?
Esto era algo que solo lo sabía él, y algo que claramente estaba tratando de controlar.

No hubo espacio para detenerse a pensar en todo aquello antes que se sumiera nuevamente a contemplar el firmamento, Alli al pie del mismo árbol donde con tanta frecuencia iba a parar. Quizá para, una vez mas, dejar que sus pensamientos vuelen entre los vientos que día tras día acariciaban la orilla

Lentamente fueron sus ojos deslizándose bajo sus párpados y su respiración se acompasó a intervalos regulares

Luego llegó la Noche. Y con ella llegaron las tinieblas




Ellas Están Cantando, Con Las voces de Todos Los Que ConocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora