Capítulo VII: Eres un pervertido

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Y ahí estaba Inuyasha apoyado en el marco de la ventana mirándola con una sonrisa algo burlesca. A él realmente le causaba gracia que frente a la ventana de su habitación se encontrara la de Kagome, pero le causó más gracia que la chica estuviera en ropa interior...

Lo acontecido fue algo así...

Inuyasha había decidido ir a su pieza a usar la PC y ver cuantos likes nuevos tendría en su página web, pero por desgracia para él su madre lo obligó a que lavara la vajilla que se supone que debería haber lavado en la mañana. Obviamente Inuyasha se negó diciendo que esas cosas no eran de machos, sin embargo,  a ella le importaba un comino si eso era de machos o no, así que para ahorrarse discusiones lo golpeó con una revista enrollada y dio como escusa o argumento que era su madre y debía obedecerla.

A duras penas terminó, pero lo hizo y "agotado" se dirigió a su habitación. De la nada miró hacia la ventana y ahí estaba la víctima de sus bromas desvistiéndose ante sus ojos. Al inicio pensó que era bastante despreocupada el hecho de quitarse la ropa con la ventana abierta, expuesta a que cualquier depravado pudiera verla. La suerte fue que era él quién la veía, él era el depravado que la veía.

Para Inuyasha no fue la gran cosa ver a Kagome en esa situación y tampoco ella tenía algo sorprendente, pero eso sí le ocurrió algo a bastante interesante; aquella chica, que fácilmente podía ser una más del montón, a la que veía así, esta vez le causó ternura. Ella era muy tierna y dulce, era algo descabellado, pero que jamás había visto. Al momento de sacar aquellos pensamientos de su cabeza ideó asustarla y con un silbido llevó a cabo su plan.

Y aquí es donde llegamos...

Kagome no sabía qué hacer o qué decir, simplemente se volvió de piedra. Como acto no planeado, corrió hacia un costado donde seguramente aquel chico no la vería. Sacó una playera azul larga que pertenecía a Miroku, pero él ya no la usaba y unos shorts negros.

Se asomó con cuidado para ver si Inuyasha aún seguía en la ventana y así era, no se había movido ni un centímetro. Se sentía avergonzada por lo que acababa de pasar, pero lo que sentía con mayor intensidad, era el deseo de venganza. Con una ventisca muy fría incorporó el cuerpo de Inuyasha dentro de la habitación en un sólo golpe e hizo que en su cabeza cayera granizo del tamaño de unas uvas pasas.

—Kagome ¿Qué rayos haces? —se quejó Inuyasha cubriéndose la cabeza con sus brazos.

—Eso te pasa por ser un pervertido y verme —decía muy enojada.

—Oye yo no soy un pervertido, no es mi culpa que seas una descuidada y te desvistas con la ventana abierta —se excusó cruzando sus brazos.

—Por favor Inuyasha, no soy tonta —dijo incorporándose sin atacarlo, pero sí enfadada.

—Oye no te enojes, que tampoco es para tanto —se acercó a la ventana.

—Claro, no es para tanto, simplemente me viste casi desnuda, pero obvio no es para tanto —dijo sarcástica

—Ya Kagome tranquila —rio —si te interesa saber, te juro que no fue intencional.

—¿Ah, sí? Entonces, ¿Qué fue? —se notaba que no le creía ni una sola palabra

—Llámalo como quieras; suerte, destino, un caballo...

—No se nota que viste "Enredados"  —ella también se acercó a la ventana

—Eso no es cierto, yo no veo cosas de niñas —dijo ofendido

—Sí lo haces, me pregunto qué pensarán tus fans de esto —decía con la intención de vengarse y su celular en las manos

I just feel the cold [InuYasha] *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora