—De qué tenías que...
—¿Por qué no me dijiste que vendrías a Japón? —interrumpió abruptamente con los ojos llorosos.
—Pues, porque tú fuiste demasiado clara cuando dijiste que no querías verme y saber de mi, que todo lo nuestro había sido algo pasajero, algo totalmente estúpido ¿o ya se te olvidó? —dijo algo alterado.
—Obvio que no lo olvidé, pero de todas maneras ¡debiste haberlo mencionado! —ahora estaba algo furiosa.
—No comprendo porqué te enojas, sí a fin de cuentas todo lo que ocurrió incluyendo el adiós fue idea tuya —tomó aire —te dije que podíamos seguir en contacto, pero tú no quisiste.
—No quise, porque era más doloroso tenerte lejos y con la posibilidad de nunca más volver a verte, que comenzar a olvidarte —unas lágrimas empezaron a caer.
—No llores Ayame —pasó su pulgar secando esas gotas de sus ojos.
—Kouga vete, déjame sola —quitó suavemente la mano del chico.
—Olvídalo, no voy a dejarte —la abrazó con fuerza y ella correspondió —no voy a dejarte.
—Kouga, comprende, es mejor que cada uno haga su vida —separándose de él y dándole un casto beso —fuiste el primero.
—Esperaba haber sido el único, sin embargo, seamos amigos por lo menos, me lo debes por lastimar mi corazón —le sonrió dulcemente.
—No lo sé —bajó su mirada.
—Te gusta alguien más ¿verdad? — ahora sí que no sabía qué contestar. Tenía más que claro que si decía que no, Kouga empezaría a conquistarla nuevamente y a pesar de que le gustaba el chico sentía que la relación entre ellos no funcionaría. De la nada a su mente llegó la imagen de su muy adorado primo. Mientras tanto Kouga rogaba con todo su ser que no fuera así.
—Sí, estoy saliendo con Inuyasha y tú me confundes, haces que mis sentimientos se confundan y yo realmente quiero estar con él. Inuyasha me gusta mucho, por eso te ruego que mantengas tu distancia conmigo, ya que no quiero que él piense mal —no tuvo el valor de mirarlo a los ojos mientras esas palabras salían de su boca, pero si había notado que lo estaba lastimando nuevamente.
—Entiendo, en ese caso será mejor que me vaya —se puso frente a ella y besó su frente por última vez —Adiós Ayame.
Kouga salió muy triste y se dirigió a la cancha de baloncesto para jugar un rato y tal vez relajarse un poco. Todo lo ocurrido había sido mucho para él, porque realmente se había enamorado de Ayame. Para él, la pelirroja había sido como un ángel que llegó a su vida en el verano, cuando trabajaba en una pastelería a la que ella asistía muy a menudo. Lástima que todo haya terminado así.
Por otro lado, Ayame comenzó a llorar desde el instante en el que el azulado había salido del cuarto y se recostó otra vez en su cama, pero esta vez derramaba lágrimas desconsolada. De un momento a otro, su mente la llevó a un lugar en el cual estaban sus recuerdos de aquel verano en Berlín. Recordó desde el instante en el que conoció a Kouga en la pastelería hasta cuando decidió tener su "primera vez" con Kouga y lo dulce que él había sido. Al final perdió la cuenta de cuántas veces recordó aquel mágico momento en el que estaba en el pecho desnudo de él una vez acabado el acto de placer.
Después de tanto recordar y quedar con los ojos hinchados por tanto llorar, se quedó profundamente dormida con la esperanza de que cuando despertara estaría en los brazos de Kouga una vez más.
En otro momento, cuando Inuyasha y Kagome salieron de la habitación para darle privacidad a Ayame, comenzaron a dar vueltas por los alrededores de la academia con el fin de pasar el rato. Inuyasha se quejó con cada paso que daba, ya que no le gustaba para nada que su prima quedara sola con ese alemán que no le agradaba y lo más divertido es que le planteaba sus quejas a Kagome y ella ni le prestaba atención, ya que se hallaba sumida en sus pensamientos sobre los sentimientos que estaba sintiendo por el peliplata. Que ganas tenía de encontrarse con Fuyu para que la ayudara a aclarar lo que sentía, pero como era obvio, nunca estaba cuando lo necesitaba.
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I just feel the cold [InuYasha] *PAUSADA*
FanfictionKagome es una chica bastante complicada y difícil de comprender, pero no es porque quiera serlo; lo que ocurre es que el origen de su personalidad se remonta a años atrás, donde el hecho de sentir un frío que recorre todo su cuerpo es suficiente par...