16. Lo puedo ver en tus ojos:

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Memorias:

Sábado 23 de Noviembre:

Un sábado como cualquier otro, solo que este sería diferente para Kathlyn y Joss, desde aquel día, no hay momento en que no se hayan sentido ansiosos por verse, quería tocarse como no pudieron ese día, querían consumir esa llama que había nacido.

Como era tiempo dónde el sol estaba en lo alto, la temperatura superaba los 25° grados, ella había aprovechado para vestir un short que dejaban relucir sus gruesas piernas, con junto a una blusa blanca, un poco translúcida, debajo un corpiño negro y como para desviar la vista de los mirones, encima una capa de color negro que hacían juego con sus zapatillas, la cual se la sacaría solo cuando crea necesario crear nerviosismo.

Hablando de nerviosismo, Joss se encontraba revisando su celular apoyado en el barandal cerca a la escalera, a lo que Kathlyn se acercó a él, llevando su mano desde su espalda hasta su pecho, diciéndole el característico saludo "Hola" mientras que el contrario tardo algunos segundos en reaccionar para corresponderle con la misma palabra, componiéndose de manera en que la mirada se mantuviese, poco a poco, ambos bajaron, recorriendo todas las partes de la cara, ojos, nariz y por último los labios, parecía que la distancia desaparecería en cualquier momento... ¿Sabían que el destino es traicionero? Bueno, para estos dos, lo fue, un saludo por parte de la docente interrumpió lo que pudo haberse convertido en un beso.

— ¡Good morning guy! — se dirige con entusiasmo solamente a Joss. 

—  Good morning, Sabrina — responde. 

— Good morning miss — nos dedica una sonrisa para luego entrar al aula.

Vale, escuche mal ¿no? ¿SABRINA? digo, dicen que tu profesor debe ser tu mejor amigo, pero esto sobrepasa mis expectativas, sin decir nada, bajo a comprar algún dulce en la máquina expendedora, dejando a Joss en su lugar, se me había bajado el azúcar al parecer, no te la puedo creer, la misma profesora que me odia hasta para que participe en su horrible clase, es la misma que trata diferente y de forma cariñosa a cierto grupo.

— ¿Kathlyn? — alinea su cara con la mía — ¿Pasó algo?

— Nada — tecleo el código de la barra de chocolate — Solo me dio hambre, es todo.

— No lo veo así — coloca su mano en mi hombro.

— No — el chocolate se atora en la máquina — ¡CARAJO, LO QUE ME FALTABA! — corro hacia las escaleras con las lágrimas amenazantes de salir. 

Joss me sigue después de segundos, me abraza, al principio me resisto pero no puedo más, cedo ante él, termino abrazándolo, lloro un poco en su hombro mientras me acaricia la espalda, pasaron minutos para que me calme por completo, después de que me ayudara a secar mis lágrimas con su pulgar, toma mi cara entre sus manos y decirme que si deseaba podría contarle lo que sucedió o perdonarle en caso que sea su culpa a lo que respondo que fue una estupidez y como siempre, él me devuelve la calidez diciendo que todos los sentimientos son importantes, que se deben de expresar sin miedo, sonrío por aquellas palabras, a lo que él sonríe de igual manera, entonces volteo a mirar a la máquina a lo que Joss me toma de la muñeca, poniéndose en frente mío dos chocolates, Hades, mi corazón no podía revolotear más de lo que estaba ahora, había comprado otro chocolate para que el que estaba atorado cayera junto con el nuevo, en este momento era muy feliz, realmente feliz.

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Ya por la tarde, cuando salíamos de la academia, decidimos ir a un lugar de comida rápida, se me había antojado una hamburguesa, le dije que nos sentáramos en la última mesa del establecimiento, era un lugar con menos luz pero igual se veía lo que pasaba, nos acercamos a la cajera, ella amablemente tomó nuestro pedido, mientras pienso que ojalá en este lugar sea la comida rica.

Our history of twoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora