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–¡Mierda! –gritó, su rostro chocando contra la almohada, sus manos se cerraron contra las sábanas grises. –¡Ah! ¡Sí! Dios —gimoteo cuando la sostuvo por las caderas elevando su trasero exponiendo su sexo sacando de golpe toda su longitud. Kara gimió ansiosa cuando sintió como acariciaba sus nalgas separándolas, sintió la cabeza de la polla de Lena que pasó por su pequeña abertura trasera, el leve estiramiento y la presión por más suave la tuvo más ansiosa y atenta que nunca, deseaba sentir el pene de la alfa enterrado lo más profundo de su ser.

–Ese cuerpo kriptoniano es perfecto para mis crías –gruñó Lena tras de ella mientras presionaba su punta roma en la pequeña abertura, se alejó un poco y pasó su longitud recogiendo la mayor cantidad de fluidos, nuevamente presionó y gimió al adentrarse –precioso culo kriptoniano –dijo haciendo un esfuerzo mayor para no correrse con la simple presión en su pene.

–Sí

Alguna vez James le había dicho que el tamaño no importaba, sino cómo lo utilizaba, Kara había creído en las palabras del alfa cediendo por una vez a los deseos de su cuerpo y se acostó con el alfa, claro, ahora lo lamentaba. Podía decir que tal vez James tenía razón pero ahora también creía que aquella frase no era más que un simple consuelo que él utilizaba para sentirse mejor, al menos ahora que tenía otro alfa más con quien comparar, porque definitivamente le encantaba sentir el enorme pene de Lena enterrarse en su vagina, la manera en que la hacia gemir y derretirse, rogar por que se la follara con toda su fuerza y que se la metiera hasta la base de su polla, amaba sentirse estirada y cómo la cabeza del pene de la alfa tocaba hasta su útero, amaba sentir palpitar el largo pene y como sus paredes se aferraban con desesperación a la longitud como su vida dependiese de ello. Lena la había convertido en eso, en un complemento manojo de deseo, anhelante a todas horas por su pene, por su boca y su lengua, por su cuerpo, por la seguridad que sentía en esos brazos de piel pálida sin importar que la alfa fuera humana, un ser físicamente más débil en comparación con ella que era kriptoniana, pero eso no importaba, no cuando su cuerpo, su mente y su omega interior clamaban porque la humana la criara, la engendrara, ¡Rao! Quería que la alfa la llenara con toda su semilla, quería sentir el enorme nudo que golpeaba contra su coño totalmente hinchado totalmente enterrado en su coño estirándola y sellando su abertura para poder cargar con toda la dulce semilla de la alfa, quería hincharse por llevar al cachorro de la científica.

Al principio le costó hacerle entender y confiar en que no importaba cuan fuerte Lena la penetrara, no la dañaría a menos que estuvieran utilizando las luces solares rojas que le quitarían sus poderes, y después de un par de veces en las que Kara le había jurado y asegurado que no le causaría daño, Lena había aceptado y se había dejado llevar por sus instintos más primitivos y Kara lo amaba, le encantaba cuando la CEO se dejaba llevar y se comportaba como toda una alfa utilizándola como quería.

Lena mantenía un ritmo acelerado dando estocadas firmes y profundas, una de sus manos masajeando el perfecto seno de la kriptoniana jugando con su erecto pezón provocando aún más al pequeño y rosado pezón, su otra mano firmemente en la cadera de la rubia manteniéndola en la misma posición evitando que se acostara por completo en la cama y manteniendo su culo alto buscando poder adentrarse aun más. Los gemidos y lloriqueos de la omega volvían loca a la CEO, no podía evitar el gruñido de su alfa deseando poder marcar a la omega debajo de ella, ver la piel de su cuello expuesto llamándola, gritando por ser reclamado, Dios, Lena estaba loca por la kriptoniana, su alfa estaba orgulloso por ser el humano quien tenía bajo control y quien le daba tal placer al ser más poderoso de la tierra. Kara gimoteo moviendo su trasero y Lena se enterró en ella sacando un sonoro gemido.

La respiración de Lena era agitada y rápida, Kara sentía y gemía sintiendo sus piernas flaquear con cada penetración, el alfa la sostuvo con sus dos manos su cadera acercándola y manteniendo firme a la omega. Kara quiso llorar mientras apretaba las sabanas entre sus manos, se mordió el labio inferior sintiendo que se acercaba cada segundo más su orgasmo. Mientras la alfa mantenía su ritmo apretando su agarre sobre la cadera de la rubia, Kara sintió las fuertes estocadas, sus paredes comenzaron a apartarse más fuerte alrededor del pene del alfa deseando mantenerlo ahí dentro, el alfa gruñó y gimió sobre su espalda y pudo sentir como el nudo ya hinchado golpeaba contra ella, nunca antes Lena había metido su nudo en su vagina, todas las anteriores veces lo había hecho en su culo como medida de precaución para evitar embarazos ya que ningún anticonceptivos podría funcionar, pero esta ocasión al sentir el nudo golpeando rogando por entrar movió algo dentro de Kara, la idea de ser criada por Lena, la sola idea de que la alfa la llenara con su semilla y pusiera un cachorro o muchos dentro de ella era lo que más deseaba, gimió y gritó con fuerza cuando con una estocada la acercó al límite.

–¿Estás bien? –preguntó Lena sin detenerse, su voz áspera y forzada claramente reprimiéndose

–Quiero que termines dentro –gimió, las penetraciones del alfa tartamudearon por un segundo mientras comprendía lo que la kriptoniana decía

–¿Qué? –preguntó buscando asegurarse de que había escuchado bien y que no era su mente la que le estaba jugando una mala pasada, que no eran solo sus deseos acumulados quienes les jugaban la cruel broma, porque ¡Dios! Quería tanto poder enterrarse en Kara y quedarse ahí por la eternidad.

–Quiero que me críes –lloriqueo –quiero sentirte en lo más profundo y quiero toda tu semilla dentro de mi y que entierres tu nudo y no dejes escapar ni una sola gota –dijo medio llorando ansiosa jadeante y anhelante

–Mierda –gruñó Lena apretando su agarre en las caderas de la rubia con fuerza sabiendo de antemano que no le causaría ningún daño. Se aferró con fuerza dando fuertes y profundas estocadas –. Maldita kriptoniana, te voy a poner un cachorro ahí dentro, y vas a ser tan buena que aceptaras todo lo que te dé –dijo cerrando los ojos, con una de sus manos en la espalda de Kara la empujó para que apoyara su pecho contra la cama, ambas gimieron cuando el pene de Lena se adentró un poco, Kara lloró y gimió, sus paredes colapsaron y se aferraron una y otra vez abriendo y cerrando al rededor de pene de la alfa. Lena gruñó y soltó todo su aire cuando empujó su nudo dentro de la estrecha vagina kriptoniana, Kara se removió y se alejó un poco pero Lena la sostuvo con fuerza –dijiste que llevarías mi nudo, que cargarías a mis cachorros –dijo contra el oído de la rubia quien asintió y se obligó a relajarse mientras Lena forzaba para que su gran nudo entrara en ella. Se sintió tan llena por la gran cantidad de semen dentro de ella y la presión del nudo cuando entró y provocó otro orgasmo rápido mientras baja del anterior. Lena se desplomó sobre ella dando suaves besos atrás en el cuello, una de sus manos vagando por el costado de su cuerpo acariciando la suave piel bronceada. –Dios, estoy cansada.

–¿Cuánto tardará? –preguntó Kara

–Lo de siempre, supongo —respondió normalizando su respiración pero rápidamente gimió y se estremeció cuando sintió cómo las paredes de Kara se apretaban nuevamente a su pene provocando. —. Por mucho que amo el sexo contigo, tenemos que tomarlo con calma —susurró contra la piel de la espalda de Kara, la rubia se movió levemente para poder girar la cabeza con facilidad y buscar la mirada verde de la alfa

—¿Qué quieres decir? —preguntó

—Qué lo que hicimos fue muy arriesgado e imprudente. No debí... Haber seguido mis impulsos —dijo señalando con la mirada a la parte en que estaban unidas por el nudo.

—¿Te arrepientes? —preguntó Kara frunciendo el ceño, Lena se sintió algo intimidada por el fuego en la mirada azul de la rubia, pero se obligó a ser fuerte y no mostrarse débil, además que nunca le mentiría a Kara, eran mejores amigas que siempre se decían la verdad, por algo estaban en esta situación ahora mismo.

—No, claro que no —dijo subiendo la mano para mover el cabello rubio que molestaba en el rostro de Kara

—¿Entonces? –preguntó con cierto miedo en la voz y Lena se pateó internamente por hacer sentir mal a su omega, a Kara.

—Dime algo, –pidió y Kara asintió –¿en serio quieres esto? Porque no será fácil, Kara. Te recuerdo que soy un Luthor con una familia de mierda que te odia, y tengo a toda una ciudad que quiere mi cabeza en una estaca en medio de la plaza, tengo enemigos que no dudarán en dañarme y por ende a ti. –explicó –¿Quieres eso?

—Créeme, sé en lo que me estoy metiendo, Lena. También te recuerdo que soy kriptoniana y que soy, sin alardear, el ser más poderoso en la tierra, incluso soy más fuerte que Kal –Lena río suavemente sabiendo que Kara siempre decía aquello, ella siendo más fuerte que su primo. –Sé en lo que me estoy metiendo, cariño. Prometimos no volver a mentirnos y no ocultarnos nada, entonces Lena Luthor quiero que me marques, quiero que me reclames como tu pareja porque sé que no soy la única que lo siente, y no importa cuánto nos contengamos, quiero llevar a tus cachorros en mi vientre y quiero que pongas un maldito anillo en mi dedo, quiero una casa hermosa y no tan grande donde podamos criar a nuestros hijos y podamos tener nuestra privacidad, quiero dos perros para que nos hagan compañía y que luego nuestros hijos puedan jugar con ellos, quiero que pasemos la navidad en Midvale con mi familia porque Eliza será la abuela más feliz sobre la faz de la tierra, tal vez no todo en ese orden, pero sí, quiero todo eso contigo. ¿Quieres eso conmigo? –preguntó mirando directamente a los ojos verdes de la alfa que se había robado su corazón

—Sí

Sí quiero -One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora