Uno, dos, tres escalones para bajar del autobús y situarme frente al gran edificio pastel. Sólo quedó mirar a arriba e imaginar que todo sería diferente, mientras el equipo de mudanza ya se estaba encargando de llevar mis cosas y ordenarlas.
Tomé mis maletas y subí las escaleras, ya que el elevador estaba siendo utilizado para transportar cosas pesadas. El piso no era tan alto, de hecho, quedaba a tan sólo unos tres contando de arriba hacia abajo; para un edificio de diez pisos no estaba nada mal.
Pasé algunas horas ayudando a acomodar el departamento, cosa que era un poco difícil estando en tacones. Al terminar despedí al resto del quipo, y cuando pude quedarme sumida en el silencio de un espacio acogedor, observé con detenimiento el resto; no era tan lujoso ni mucho menos, se sentía simplemente cómodo y agradable. Aquel departamento extrañamente me hacía recordar lo acogedora que era la casa de mi madre y los momentos que pasé en familia. Me acerqué con pasos curiosos al balcón, y apoyé mis dos antebrazos en la baranda del mismo para contemplar una ciudad nocturna ser iluminada por las luces cautivadoras.
No me alcanzaba mucho la luz, pero la claridad de la luna reposaba su velo sobre mi balcón. Mi cabello castaño se movía con la brisa, a la vez que el frío viento me rozaba la piel poniéndola de gallina. Toqué mis brazos y dí la vuelta, entrando para cerrar el balcón. No se sentía el más mínimo ruido, todo estaba tan silencioso que la mínima cosa se hacía notar, y fue entonces cuando un escalofrío me recorrió la espalda al escuchar unos trastes sonar en la cocina... Me acerqué lentamente, dándome cuenta de que la sartén se encontraba del otro lado de la meseta. Lo recogí sin problema, pero entonces estando allí de pie dos cuchillos comenzaron a flotar frente a mis ojos, apuntaban en mi dirección.
Mi conciencia intentaba mantenerse lo suficientemente estable como para entender qué estaba ocurriendo, pero por más que intentara no lograba dar explicación lógica a ese suceso. Observando fijamente los dos utensilios que me amenazaban, abrí los ojos como platos tras verlos dirigirse a gran velocidad hacia mi rostro. Mi piel estaba erizada, y aún intentando recuperarme no podía mover la más mínima parte de mi cuerpo; mis piernas se negaban a obedecer, y mi respiración se detuvo justo al sentir el leve ardor en mi rostro. Los cuchillos pasaron a ambos costados de mi cabeza, rozando mis mejillas y causando una pequeña cortada en el lado izquierdo.
Me llevé lenta y trabajosamente la mano al rostro, tocando con la yema de mis dedos el fino corte, y causando que una pequeña mancha roja se me grabara en los mismos. Mantén la calma Alex, nada de esto está sucediendo realmente... ¡Dí un paso atrás!, las pequeñas puertas del estante de madera se abrieron lentamente, causando un espantoso chirrido que a continuación se hizo de menos en comparación con lo siguiente; los platos y tazas comenzaron a flotar en el aire, y una por una fueron lanzados hacia el suelo frente a mí haciendo que retrocediera.
Cada que caían se iban rompiendo, y pronto el irritante sonido de los vidrios rotos se volvió más común en el apartamento. Entonces se detuvo al chocar de espaldas contra la pared, sin más espacio para retroceder. Un rápido y desagradable viento se dirigió velozmente hacia mí, levantando mi cabello y moviendo un poco mi ropa. Sentí que se encontraba frente a mí, sentí la presencia cercana de algo que desconocía y eso me ponía de nervios. Fue entonces cuando un tacto frío tocó el costado de mi rodilla.
- ¿Q-qué estas...?
Intenté hablar, pero siquiera podía; mi respiración se cortaba, y mis palabras no lograban ser pronunciadas correctamente. Ese tacto comenzó a deslizarse muy lentamente por todo mi muslo, levantando a la par el vestido de andar que llevaba puesto. Se detuvo justo antes de llegar a mi cadera.
Dejé de sentir, como si ya se hubiera ido, y cuando pude respirar finalmente no controlé el hecho de que estaba muy agitada y temblorosa. Las puertas del balcón se abrieron de repente, dejando pasar a un fuertísimo viento sobrenatural semjeante a alguna especie de ventisca.
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Vivir Contigo
FantasyTras un largo camino de agitadas situaciones, Alex llega a su nuevo departamento, donde se supone cambiaría su vida por completo. De lo que no era consciente era de que realmente iba a pasar; su vida da un giro de 180 grados y se vuelve víctima de s...