meditación y mucho suspense.

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ataques de ansiedad/pánico, angst, fluff, heridas físicas.

04112021
edición: 27062024

—Koo —esta vez quien alzó la voz fue Yoongi, suavemente, y en cuanto captó la atención del otro, habló sin pensar—. ¿Te gusto?

En otra situación, el silencio hubiera gobernado o quizás alguna risa incómoda. Sin embargo, Jungkook se limitó a abrir sus ojos con sorpresa y sonreír con sinceridad, agachando ligeramente la cabeza hasta ocultar su rostro en la curvatura del cuello del pálido. Frotó su nariz por la suave piel de éste, suspirando y pensando y repensando la pregunta del mayor.

¿Le gustaba? Quién sabe. Asimismo, sí sabía que sentía algo más allá de la amistad hacia Yoongi, quizás era mera atracción, o quizás algo más. Su nariz subió por el cuello ajeno, acariciando la nuez de adán y deteniéndose sobre la nariz contraria, para rozarla con suma suavidad.

Yoongi ni siquiera parpadeó, quizás contenía la respiración, o quizás respiraba demasiado profundamente. Sus ojos buscaron los de Jungkook, mas estos se tomaron su tiempo en observarlo, no por dudas, tampoco por nervios, simplemente tranquilos.

—No lo sé —susurró, dirigiendo sus ojos finalmente hacia los adversos—. ¿Tan obvio es? —soltó una ligera risita nasal, cerrando sus ojos y volviendo a esconderse en el cuello del mayor—. A veces creo que sí —abrazó a Yoongi por la espalda con tranquilidad, mientras rumiaba lo que decir—, a veces siento la necesidad de abrazarte. Me gusta ver como escondes tus manos lleno de nervios, me encanta ser el que provoca eso. Me encanta delirar acerca de ser el único que puede llegar a provocar eso en ti.

A medida que Jungkook iba soltando sus pensamientos sin pelos en la lengua, con su calma voz, Yoongi ahogaba los suspiros que la nariz del otro podía provocarle. Empero, en ese segundo en que la nariz se convertía en un músculo húmedo y juguetón, el momento en que la lengua de Jungkook escapó de su cavidad bucal para acariciar su sensible piel y hacer que su espalda se arquee, creando decenas de corrientes eléctricas que recorrían todos sus nervios, cuando su maltratado labio inferior fue atrapado por la línea de dientes superior y aquella suave voz se convertía en ronca, Jungkook muy despacio y rigurosamente articuló la última parte de su confesión.

— A veces siento la necesidad de besarte y tocarte hasta que tu pecho se pegue al mío, tal como haces ahora, y arrastrar mis dedos por tu espalda hasta sentirte mío.

En aquel segundo en que los dedos de Jungkook rozaban las quemaduras de su espalda sin emitir ningún comentario acerca de éstas. Era justo en esta parte de la historia en la que Yoongi se planteaba por primera vez si su cuerpo podría llegar a corresponderle a alguien más que a Hoseok. ¿Acaso eso estaba bien? ¿Acaso era aquello lo correcto? ¿Acaso él era lo correcto?

Se sentía mal, se sentía como un pecado, como si la dulce manzana prohibida del paraíso de Adán y Eva hubiera encarnado en Jungkook, se sentía como algo prohibido, sentirse de esa forma por él, sentir su pantalón apretar por otra persona, ¿Eso estaba realmente bien? ¿Era lo correcto? Y si era así, ¿Por qué se sentía tan mal? Se sentía tan incorrecto que ardía, él realmente lo deseaba, ¿Lo hacía? ¿Yoongi realmente deseaba a Jungkook?

Sus manos se plantaron en el pecho del menor, ejerciendo una presión quizás demasiado ligera, mas lo suficiente profunda como para que Jungkook detuviera todos sus movimientos sin insistir. Cuando elevó el rostro no hacía mala cara ni se veía frustrado, contrario a lo que Yoongi esperaba, él lo miró con una sonrisa. ¿Estaba sonriendo? ¿Por qué sonreía? Las preguntas rondaban su cabeza, mas era le era imposible no sentirse relajado cuando esta era tan franca y exenta de cualquier tipo de rencor o pena.

ultraviolence || kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora